Mario, reinventar la cartonería

*Pertenece a una familia de artesanos, pero decidió hacer diseños más especializados, tratando de que los rostros se vean más estilizados

Guadalupe Juárez

Puebla, Pue.- Mario Balderas es la tercera generación que practica la cartonería, primero fue su abuelita que daba vida a muñecas y juguetes, luego su padre y ahora él adoptó la técnica tradicional a diseños contemporáneos.

El taller familiar se llama Amasoli, se ubica en la junta auxiliar de San Felipe Hueyotlipan, y Mario decidió conservar la tradición, por lo que su padre se dedicó a enseñarle los secretos para elaborar estas artesanías.

Mario tiene 32 años, es un poco serio pero se emociona cuando habla de su trabajo: cuenta que la cartonería mexicana se empezó a hacer para juguetes o figuras decorativas después de la Revolución Industrial, con el sobrante del periódico o el papel con el que envolvían los alimentos antes de las bolsas de plástico.

Aunque tiene una licenciatura en odontología, quiere preservar la tradición familiar y continuar con la elaboración de artesanías para que la conozcan nuevas generaciones.

Para crear no necesita de mucho, los materiales son muy fácil de conseguir, papel, alambre, engrudo y harina, “por materiales no sufrimos”, agrega. Su principal herramienta: sus manos.

Lo que es un pasatiempo para él, para su abuela era un trabajo para cubrir sus necesidades, haciendo muñecas de 15 centímetros hasta un metro que después comercializaba.

Ahora, él se dedica a hacer diseños más especializados, tratando de que los rostros se vean más estilizados, como una figura de Tláloc que muestra orgulloso, con una sonrisa de oreja a oreja.

Cuando exhibe su trabajo enseña otros diseños, figuras que son pensadas como piezas decorativas y que las elabora pensando en el modo de vivir de las personas, con viviendas más pequeñas y espacios en los que las piezas de gran formato que se acostumbraban hacer para los hogares ya no son una opción.

De esta forma, adaptó su trabajo a piezas medianas y pequeñas, por muy altas un metro de altura, pero prevalecen figuras de apenas 10 centímetros e inclusive incursionó en la bisutería, con aretes hechos con técnica de cartonería en Puebla con los colores de la talavera.

 

 

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