*El Pueblo Mágico de Guerrero es un destino propicio que hace vibrar todos los sentidos, desde la vista hasta el gusto, encanta a cada viajero y turista que pisa la ciudad
Diana Rojas
Taxco, Gue.- En medio de callejuelas empedradas, míticos callejones, monumentos históricos en cada esquina, se levanta un Pueblo Mágico: el colonial Taxco de Alarcón, maravilloso pueblo cultural de Guerrero.
Las calles son angostas, bien conservadas con jardineras de abundantes especies florales endémicas de la región guerrerense. Sus caminos son empedrados, surcan por medio de construcciones coloniales, desembocando las principales de ellas en la parroquia de Santa Prisca, una construcción de estilo barroco mexicano del año 1750.
A donde sea que se voltee, los paisajes parecen de postal, un fotógrafo se ve apabullado entre tantos escenarios coloridos y ángulos imprevistos.
En 2015, la ciudad guerrerense se galardonó como un Pueblo Mágico más de México por su importancia histórica, patrimonio minero y belleza natural.
Un ejemplo, es la construcción del Templo de Santa Prisca ordenada por un minero de origen francés, uno de los más prósperos de la región taxqueña, José de la Borda, en el siglo XVIII. El propósito de la construcción fue para que el sacerdote Manuel de la Borda, hijo del acaudalado minero francés, pudiese oficiar misa.
Y no solo la parroquia de Santa Prisca, también hay fachadas de otras iglesias pequeñas en las que un amante de la arquitectura se puede detener a admirar.
El área frente a la parroquia es conocida como Plaza Borda, y es una de las más pequeñas entre los ejemplares de los pueblos mágicos, en fechas festivas se adorna de flores que salpican de tonalidades como el rojo y amarillo en rededor.
Para las fiestas decembrinas las flores de noche buena alfombran el piso de dicha plaza, también conocido como Zócalo de Taxco.
La Plaza Borda es un hermoso espacio público enmarcado por tesoros arquitectónicos, bares, cafeterías y tiendas de souvenirs.
En un solo día se puede recorrer el centro de Taxco, es decir, solo el pueblo, deteniéndose en cada tienda, iglesia y parque. Ya que, para mirar con determinación cada atracción a los alrededores del pueblo, es necesario como mínimo tres días.
Suele pasar que mientras se recorren sus calles se experimenta un deja vu continuo, pues su estricta costumbre de pintar todas las casas de blanco y rojo provocan un efecto reflejo. Aunque sus atracciones y detalles como esculturas y restaurantes ayudarán a recordar los caminos.
Los talleres se encuentran en casi todas las avenidas del pueblo, principalmente en la calle de San Agustín y la avenida de los Plateros, donde las ofertas no faltan. Se pueden adquirir piezas como crucifijos, anillos, pulseras, collares, aretes y versiones en pequeña escala de objetos prehispánicos, así como piedras y minerales de colores inusuales.
Sin duda es una de las actividades que llevarán más tiempo, y es que con tanta variedad es casi imposible decidirse, además de llevar regalos y algunos minerales la oferta de artículos de plata es tanta que prácticamente cada dos casas se encuentra una tienda o un taller de dicho material.
Los precios más económicos se encuentran en los tianguis, tal es el caso del tianguis artesanal real de plateros y real de Minas y la platería Mary, centros plateros ubicados en la avenida Los Plateros.
México ostenta un monumento al Cristo, en el monte de Atachi, se levanta el Cristo de dieciocho metros de alto y es la mejor ubicación para una panorámica del pueblo de Taxco.
Para llegar allá se recomienda tomar un taxi o combi, no obstante, para los amantes de la actividad física pueden llegar en menos de media hora caminando desde la parroquia de Santa Prisca y San Sebastián a la entrada del camino que lleva al monumento.