Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- No sólo es una casona importante por la conservación de la arquitectura del espacio, sino se trata de un inmueble que se encontraba en la calle de Carlos Pacheco, un fragmento de la historia de Puebla poco contado.
El nombre se lo ganó la ahora calle de la 7 Poniente por el capitán que bajo las órdenes del General Porfirio Díaz, hizo una trinchera en esta calle en sitio de los liberales el 2 de abril de 1867.
La casa fue restaurada con una mezcla de la valoración de elementos coloniales existentes y el uso de elementos metálicos modernos, con los que suplieron los faltantes.
La calle de la siempreviva, así le llamaban a la 7 Poniente en el siglo XVII, entre 1768 y 1890, porque se dice que siempre estaba llena de estas flores que permanecían intactas sin tantos cuidados como otras.
Así, le llamaron también a la casa número 713, entre la 3 Sur y la 5 Sur, frente al Parque Colosio, en la esquina de lo que fue la calle de la siempreviva.
El inmueble casi siempre permanece con las puertas cerradas al público y sólo cuando hay un evento social en su patio, es cuando las personas que la alquilan pueden observar su interior y recorrerla.
La mayoría del tiempo sus habitaciones son ocupadas por oficinistas de las empresas que se encuentran en el lugar. Los fines de semana y en ocasiones especiales, se convierte en el escenario para reuniones familiares, festejos y comilonas.
Al lado, hay un bar reciente en el que la música regional no deja de sonar y las canciones de despecho amenizan las tardes noches, cuando el sol se oculta en el Centro Histórico de la ciudad.
Adentro de la casa de la siempreviva no es posible ver el cielo, el techo está cubierto, aunque conservan los arcos en los dos pisos que caracterizaban los inmuebles de la época.
Hay plantas por doquier y a veces se exhiben en sus patios exposiciones de proyectos arquitectónicos, la oportunidad para visitar la casa que en otras fechas sólo es posible echarle un vistazo por fuera, entre las rendijas de su puerta negra.
El turibus suele pasar frente a la casa de la siempreviva, el guía recuerda la importancia de las casonas de esta zona de la ciudad, la historia que guardan tras sus puertas y cómo no siempre se puede entrar a ellas, por lo que basta admirar su fachada aunque sea por unos instantes.