*La pequeña estructura, ubicada en el Barrio del Alto, forma parte de uno de los viacrucis más emblemáticos de la Nueva España edificado por los franciscanos en la Ciudad de Puebla en el año 1606
Carolina Miranda
Puebla, Pue.- Su estructura es diminuta comparada a las grandes obras religiosas barrocas de la ciudad virreinal de Puebla y aun así luce orgullosa y portentosa.
En el corazón del mítico Barrio del Alto, donde se llevó a cabo la primera misa fundacional de la ciudad de Puebla, una pequeña estructura bautizada como la Capilla de La Verónica, un eslabón de uno de los viacrucis más emblemáticos de la Nueva España.
Con su nicho con frontón triangular y dentro el rostro de Jesús sobre una base de cerámica poblana, la ermita forma parte de una serie de obras de la Orden Franciscana que en el año 1606 construyeron un Viacrucis en Puebla.
Con su color verde agua, luce fuerte, a pesar que se encuentra a unos metros de nada más y nada menos que la Parroquia de la Santa Cruz, construida sobre tierra indígena entre dos ríos, el de Xonaca y el de San Francisco, y donde se efectúo la misa de la fundación de la ciudad de Puebla.
Al interior aparecen dos imponentes retablos, en uno de ellos donde se recuerda aquel episodio en que –según la tradición católica- Verónica o también llamada Serafia le tendió un paño a Jesús para limpiar de su rostro el sudor y la sangre quedando impreso milagrosamente en el paño.
El pequeño oratorio forma parte del antiguo viacrucis arquitectónico diseñado en la época colonial, que emulaba el recorrido que hizo Jesús en su calvario en Jerusalén, único en su tipo en América Latina porque su planificación y tamaño es similar al recorrido por Jesús en Jerusalem.
La estructura aún conserva las características arquitectónicas de las capillas del viacrucis, con una puerta de acceso y otra de salida para que la procesión no fuera interrumpida. A la fecha sobreviven doce de las catorce.
Antiguamente, esta Sexta Estación, fue descrita así por el entonces cronista de la ciudad: “es también de bóveda, de bastante capacidad y muy buen adorno en ella, y dicen que los frontales, palias y demás ropa de altar son hechos de mano del mismo eclesiástico”.