Un vistazo al semiárido ecosistema

*Más de 100 especies de mamíferos y cactáceas columnares de hasta 16 metros de altura se pueden apreciar en la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán, patrimonio de la humanidad

Guadalupe Juárez

Tehuacán, Pue.- Observar en la zona a pumas, venados colca blanca, linces, mapache, murciélagos y guacamayas verdes forma parte de una zona semiárida, donde se podría pensar que todo es seco y nada crece, pero en la Biósfera de Tehuacán-Cuicatlán es todo lo contrario.

Rodeados de las montañas es posible ver en zonas altas ejemplares de encino y pino, pero a la vez es posible encontrarse con las cactáceas columnares de hasta 16 metros de altura, así como un bosque tropical seco.

Cotidiana la presencia de más de 100 especies de mamíferos, entre ellos algunos en peligro de extinción que se ha refugiado en esta zona del país, como el águila real o los halcones peregrinos.

Entre Puebla y Tlaxcala, en este sitio convergen varios ecosistemas a la vez, destaca por las 45 especies de sus cactus columnares, bosque de pinos y la concentración de animales que no puedes ver en otra parte del mundo.

La riqueza de los ecosistemas ha sido custodiada por los pueblos originarios del centro del país, ocho grupos indígenas que se han encargado de gestionar recorridos a otros para mantenerse y cuidar de la biodiversidad que está ahí desde la prehistoria.

En Zapotitlán de Méndez, en los recorridos que ofrecen sus habitantes, las personas ajenas a estas comunidades pueden echar un vistazo a lo que es considerado desde 2018 Patrimonio Mixto de la Humanidad, título dado por la Unesco por su riqueza natural y cultural.

En la montaña, hay vestigios humanos de las civilizaciones antiguas, las cuales expertos calculan corresponden a la domesticación del maíz, principios del sedentarismo de la humanidad.

En las cuevas huellas del pasado de los grupos mazatecos, chinantecos, nahuas, chocoltecas y cuicatecos que habitaron la región, sitios muy poco estudiados, de los que se sabe casi nada.

En comunidades de Zapotitlán de Salinas, uno de los 20 municipios poblanos que conforman la biósfera, hay rastros de los fósiles de invertebrados que alguna vez estuvieron en la región, en donde se cree que hay huellas de pterosaurios o reptiles voladores, también de cocodrilos, tortugas y dinosaurios, así como de caracoles marinos.

A su vez, vestigios de lo que se conoce como Capilla Enterrada, una cueva excavada, que investigadores atribuyen a los popolocas, con pinturas del Antiguo y Nuevo Testamento.

Se dice que era un lugar para que arrieros que cruzaban la zona pudieran agradecer y orar cuando estaban cansados, así como un lugar de evangelización de la Mixteca Poblana.

En estas tierras semiáridas la actividad agropecuaria se dificulta, pero en su lugar han sabido aprovechar la riqueza de los recursos naturales con los que cuentan, su tesoro la sal.

El barro bruñido, ónix y la palma les ha servido para producir artesanías y sostener a una población que se ha ido a otros países para sobrevivir.

 

 

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