Armonía y encanto en una hacienda

*En el Pueblo Mágico de Atlixco, la Hacienda Santo Cristo ofrece un paseo por el siglo XVI, acompañados por la modernidad y comodidades que nos ofrece la naturaleza en simbiosis con la innovación

Guadalupe Bravo

Atlixco, Pue.-  El inmueble, construido a base de piedra volcánica, madera, barro, metal en negro y vigas -catalogado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) como monumento histórico-, se ha convertido en un referente.

El Pueblo Mágico de Atlixco, conocido por sus fastuosos viveros y por poseer el mejor clima de Puebla, resguarda la Hacienda Santo Cristo, un lugar donde el estrés y las preocupaciones no tienen cabida, sólo la belleza y la paz que alberga en sus habitaciones.

Desde hace tres generaciones, la familia Covarrubias se ha dedicado a preservar el legado de la hacienda que data desde 1580 y que debe el nombre al obispo Ildefonso de la Mota y Escobar, el primer obispo criollo de México y primer propietario de la hacienda. Aunque existe otra versión, se habla de que pudiera deberse al conquistador Alonso de Mata, antiguo secretario de Hernán Cortés.

La fusión de los ocho predios que comprende la hacienda la convierte en el lugar de ensueño para las parejas que desean casarse y celebrar su unión bajo la religión católica.

Los sacerdotes de la Parroquia de la Trinidad Tepango en Atlixco ofician la misa que los unirá hasta la muerte. Pero eso no es todo porque en este mágico hotel donde se respira libertad, es posible celebrar matrimonios por lo civil de las parejas del mismo sexo.

En sus inicios, la Hacienda contaba con ocho habitaciones que la convertían en un lugar íntimo pero poco viable para grandes eventos. Por lo que desde hace cinco años se decidió ampliar el sitio y unificar los materiales endémicos del lugar con la arquitectura contemporánea conservando los toques coloniales.

Y creció hasta tener 26 habitaciones con todo lo necesario para olvidar la rutina y hasta las responsabilidades como padres, pues no se aceptan niños en el hotel, para darle a las parejas un momento de romanticismo e intimidad que pudiera verse desplazado por la costumbre.

Ahora, el hotel tiene dos huéspedes fundamentales de la naturaleza: la Madre Tierra, un restaurante con concepto holístico a base de alternativas saludables e innovadoras elaboradas con ingredientes de la región y Agua Viva, un spa que ofrece una experiencia de relajación con masajes, servicios faciales y un circuito de hidroterapia con jacuzzis.

Para aquellos que van a Atlixco en búsqueda de conectar con sus raíces y acercarse a lo más puro de la naturaleza, el hotel cuenta con Casa Cielo, un temazcal diseñado para recrear los auténticos baños de vapor de diversas culturas indígenas con un espacio que puede albergar hasta ocho personas. Antes de disfrutar de la inmersión, se realiza un ritual ancestral que marca el inicio de una experiencia de purificación y renovación.

La hacienda también permite momentos de introspección y meditación en el Laberinto Medieval donde se realizan rituales holísticos con el fin de trascender y conocer las cualidades más inmaculadas de nosotros mismos.

Para cerrar con el círculo de relajación, ofrece un espacio ideal para disfrutar una deliciosa taza de café de alta calidad acompañado de pan dulce y hogazas de masa madre. Un lugar que acoge quesos, mermeladas y miel de productores de Atlixco, con lo que también ayudan al comercio local.

La Hacienda Santo Cristo se ha convertido en un exponente de la hospitalidad, la calidad y la gastronomía a tan solo media hora de la capital poblana y a dos horas de la Ciudad de México, donde los visitantes no solo se hospedarán en un lugar con historia del siglo XVI, sino también con la modernidad y las comodidades que nos ofrece la naturaleza en simbiosis con la innovación.

 

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