*Construida por uno de los primeros 34 habitantes de la ciudad virreinal, la edificación cuenta con los medallones con los rostros de Zeus y Hera
Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- Una casona que debe a su fachada su nombre: la Casa de las Cabecitas, una historia distinguida por los dioses griegos Zeus y Hera.
En la Puebla colonial, uno de los inmuebles ocupado por uno de los primeros 34 habitantes de la capital poblana, por tanto, de los más antiguos de la ciudad virreinal.
Construido en el siglo XVI para que la habitara Alonso Galeote, cinco veces alcalde de la ciudad y después de su muerte llamado “regidor perpetuo”. Historiadores coinciden en que el estilo de la edificación es similar a las primeras construcciones de otros inmuebles en El Alto o en San Francisco, los barrios fundacionales.
Una casona en la que la planta alta era para habitarla una familia y la baja para actividades productivas y no como las que se conocen en la época virreinal.
Frente al ex convento de San Agustín sobre la 3 Poniente y la 5 sur, la Casa de las Cabecitas se distingue por un par de medallones de un hombre y una mujer en la fachada.
El hombre tiene una barba crecida, con el cabello largo y una mirada esculpida con la vista hacia el convento, mientras la mujer parece lamentarse, tiene la cabeza inclinada hacia la derecha y una guirnalda adorna su cabello ondulado.
En la ficha de la entrada se describe que antes era una finca y en el siglo XVII perteneció a una cofradía llamada “Nuestra Señora del Rosario”, perteneciente a la iglesia de Santo Domingo, misma que rentaban hasta el siglo XIX.
En esa época se convirtió en propiedad privada, tal como es ahora, inmueble distinguido por ser intervenido, pero conservando algunas cornisas, balcones de herrería originales, ventanas del nivel alto, así como en su pario arquerías con columnas toscanas y su portada de cantera.
Se conserva intacta una cruz de piedra en la entrada con una cabeza en el centro, figuras esculpidas en ella que simulan herramientas como martillo, una mano y dinero
Es conocido como de estilo plateresco, ornamentación del siglo XVI caracterizada por recordar a las filigranas de los plateros.
En una placa al interior del patio conserva una leyenda que asegura que el nombre de la “Casa de las Cabecitas” se debe a que el vulgo –como se le conoció a las clases bajas—desconocía la mitología grecolatina, por lo cual se refería al inmueble de esa manera para distinguirla.
Una óptica, un grupo de alcohólicos anónimos, una casa naturista y un mar de gente que pasa a diario son las postales cotidianas de este inmueble histórico, parte de la historia de la ciudad de los ángeles.