El verde ex convento de San Agustín

*Construido por una de las órdenes de monjes que llegaron a la ciudad virreinal en 1547, resguarda una iglesia con capillas laterales, esculturas de San Tolentino y un relieve de San Agustín

Guadalupe Juárez

Puebla, Pue.- Un día fue el convento de San Agustín, construido por una de las órdenes de monjes que llegaron a la ciudad en 1547 y dejaron su huella a lo largo de dos manzanas de la cuadricula del Centro Histórico de Puebla.

Hoy sólo es una fracción, menos de una cuarta parte de lo que algún día fue, con acceso a su iglesia y a su majestuoso jardín que da a la esquina de la 3 Sur y 5 Poniente.

El césped verde y al centro una fuente sin agua, rodeada de la sombra de árboles altos y frondosos, con arbustos tupidos de hojas y flores que surgen de colores violeta y naranja.  Si el día está despejado, el azul del cielo contrasta con las paredes al rojo vivo del templo.

En el lugar permanece una placa en la que se marca que el templo conventual de San Agustín es del siglo XVI y siglo XVII y advierte que el nombre formal del sitio es “Templo de nuestra señora” o “Santa María de la Gracia”, pero los cuales se esfumaron ante la fama de los monjes ermitaños que lo habitaron: los agustines.

La iglesia cuenta con capillas laterales y es un edificio dañado no sólo por diversos sismos, sino en 1863 por ser un sitio militar fue perdiendo su diseño original.  En sus paredes pelearon militares que defendían al país y también fue centro de ataques rivales.

La torre apuntalada resistió los sismos de 1874 y 1999, además de ser el objetivo de invasores en los conflictos bélicos de la ciudad.

En 2017, otro sismo dejó estragos aun visibles, en una de las torres que permanece con tablas y varillas, en las que muestran un proceso de reconstrucción lento, pero que habla de la importancia del recinto religioso, de los pocos de su tipo en el poniente de la ciudad.

La fachada es otra muestra de arte, con las esculturas de San Tolentino, el primer santo agustino en la entrada, y un relieve de San Agustín, postrado de rodillas junto a dos ángeles. En su interior, una capilla de estilo vicentino.

El exconvento, como todas las iglesias en la capital poblana, fue escenario de bodas, bautizos, primeras comuniones y eventos sociales a lo largo de las décadas desde su construcción.

 

 

Compartir: