Las poderosas musas del zócalo  

*Las figuras de cuatro mujeres, moldeadas en Francia con hierro colado en bases de ónix, representan a la comunidad española, inglesa, sirio-libanesa y alemana; son las vigías del corazón de la ciudad de Puebla

Guadalupe Juárez

Puebla, Pue.- Cuatro mujeres escoltan al Zócalo de la Ciudad Puebla. En cada esquina y cada una de ellas representa las estaciones del año y las colonias de migrantes que tuvieron a la capital poblana como un segundo hogar en su travesía en América.

Se les conoce como musas del zócalo, esculturas de mujeres erguidas, hechas con hierro colado, en bases de ónix, de origen francés. Poderosas.

Las musas lo ven todo, cuando los turibuses se estacionan a un costado de la plancha sobre la 2 Sur o del lado de Juan de Palafox y Mendoza, cuando los repartidores de comida rápida se reúnen en sus bicicletas y cuando los paseantes transitan van a las tiendas de la 5 de Mayo o a La Catedral.

Firmes, con una sonrisa, el cabello recogido, adornado con flores u oculto en una manta, las figuras con gestos bien definidos y con movimientos congelados, permanecen en cada esquina del corazón de la ciudad, aunque da la impresión de que con cada corriente del aire, sus vestidos ondean.

Siempre son cubiertas de un árbol frondoso sobre sus cabezas, hay ocasiones en las que pasan desapercibidas para los ojos de propios y extraños, dentro del zócalo de la Ciudad, a pesar de su altura e imponente presencia.

En algún momento fueron llamados por cada estación del año, verano, otoño, primavera e invierno, aunque representan a la comunidad española, la inglesa, la sirio-libanesa y la alemana.

Las piezas son de la casa fundidora Antoine Durenne, en Sommevoire, Francia, por lo que si miras de cerca se podrá apreciar una inscripción en cada una “Antoine Durenne Sommevoire”.

Su llegada a la “ciudad de los Ángeles” se dio en un momento de la historia de México en las que se buscó embellecer los parques con este tipo de mobiliario, en la época del porfiriato, donde abundaban las esculturas, fuentes, florones y estatuas de origen francés o inglés.

Las esculturas llegaron específicamente en 1926, año que quedó plasmado en cada una de sus bases que las sostiene.

Las musas poblanas comparten autor con la ninfa del Cántaro en Málaga, la Ninfa de la Caracola, la Fuente de las Musas en Huesca, la Fuente Ross en Edimburgo, la Fuente de las Tres Gracias y La Negrita, Antequera.

Hay quienes afirman que las musas no lo son, sino ninfas, un error del gobierno municipal que las clasificó de esta manera a su llegada al país.

Las cuatro ninfas permanecen dentro del patrimonio de la humanidad, al igual que su casa el zócalo.

 

 

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