Cemitas América, la fe y la pasión del fútbol

*En aquel 1953, Don Manuel Merlo abrió el icónico lugar de la Ciudad de Puebla pensando en rendirle tributo a “La Reina de América”, pero sus clientes le dieron un giro para rendirle tributo al equipo más odiado y amado del fútbol mexicano

Guadalupe Juárez

Puebla, Pue.- El lugar abrió sus puertas en 1953 y en su nombre, su fundador Don Manuel Merlo, quiso rendirle tributo a la Virgen de Guadalupe, pero la afición futbolera se impuso para rendirle tributo a uno de los equipos más queridos y odiados.

Las cemitas América, uno de los sitios culinarios más concurridos de la ciudad de Puebla, terminó siendo distinguido por con los rostros de figuras dibujadas en la pared de futbolistas americanistas, el águila, un escudo y el fundador del lugar con unos guantes de box.

Cuauhtémoc Blanco, Antonio Carlos Santos, un exfutbolista brasileño, François Omam-Biyik originario de Camarerún, Carlos Reynoso y el icónico Miguel Herrera permanecen en las paredes de Cemitas América, al igual que su paso en la historia del club mexicano.

El sitio abrió sus puertas en 1953 con Manuel Merlo cuando tenía 18 años de edad. Aquel joven tenía, junto a su padre, una carnicería que cerró sus puertas cuando el patriarca se retiró.

Ahí se quedó el sitio como un local para vender en la típica vitrina cerca de la calle, exhibiendo las cemitas amontonadas una tras otras hasta ser rellenas de lengua, cabeza y surtido.

A diferencia del nombre y los colores de las paredes con los murales en ellas, el nombre de Cemitas América se lo debe a su devoción por la virgen de Guadalupe, “la reina de América”.

Sus clientes uno a uno, asoció de inmediato el nombre con el equipo mexicano, odiado y amado por muchos. Don Manuel cansado de explicar por qué no era por su afición a las Águilas, decidió aceptar el concepto y adaptarlo a su negocio, el cual visitan familias de generación en generación.

“Uno de los pocos recuerdos vívidos que tengo de mi padre es el de verlo disfrutando de su cemita de cabeza envuelta con papel estraza al lado del mostrador de vidrio que da sobre la 2 Sur, entre 12 y 14 Oriente en la capital poblana”, recuerda.

Al terminar su cemita, evoca bromear un poco con don Manuel y quejarse del América –el equipo que “odiaba”.

“Me tomaba de la mano y nos íbamos de regreso a la casa después de que pasaba por mí a la escuela. Mi madre también recuerda que uno de los sitios favoritos de él –como el de cientos de familias poblanas- era el de las cemitas América”.

Las cemitas son crujientes, la cabeza del puerco está cortada en pedazos pequeños, acompañada con cebolla y cilantro, a las cuales se les puede verter salsa verde o roja, la que más pica, y encima exprimirle limones, los más jugosos que puedes encontrar.

Antes, no quedaba de otra que pedirla para llevar e irla comiendo en el camino, o sentarse en la barra sujeta en la pared o al lado de la vitrina de vidrio, pero de un par de años para acá, se extendió hasta el fondo con tres partes más con sillas y mesas, mismas que se abarrotan los fines de semana y a la hora de la comida entre semana.

 

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