Puebla, Pue.- Se trata de sitios obligados en la Ciudad de Puebla. Aquel o aquella que visite la capital y no ponga un pie en estos lugares, es como si no la hubiera visitado.
Un paseo por lugares emblemáticos de la ciudad virreinal.
Zócalo, el latido de Puebla
Puebla, Pue.- Justo al centro, su latido se encuentra en el agua que cae de la Fuente de San Miguel, punto de encuentro favorito. El primer cuadro de la ciudad es el corazón de la capital poblana, rodeado de los ángeles de la Catedral, custodiado por los portales y un Palacio Municipal.
La fuente sirve como marco para los turistas y poblanos que quieren llevarse una postal con la Catedral de fondo. Las jardineras y la sombra de laureles de la india, cipreses, palmeras, cedros de limón y fresnos lo hacen el lugar preferido para las caminatas y los paseos vespertinos, cuando el sol se oculta a un costado de la Catedral de Puebla.
Los túneles de la Puebla antigua
Puebla, Pue.- En el subsuelo de la ciudad corren kilómetros de historia, la historia por la que caminabámos sin saberlo, que en algún momento brotaba sólo como si fuera un mito, un leyenda, un relato de boca en boca, que un día se descubrió que era real: los túneles de Puebla.
Era 2014 y se habían descubierto 500 años de historia perdida, se trataba de cuatro túneles subtérraneos que atraviesan el Centro Histórico, el barrio de Xanenetla y llega hasta los fuertes de Loreto y Guadalupe.
La Catedral: el Aleph novohispano
Puebla, Pue.- Quien entra a la Catedral de Puebla entra al corazón de la época novohispana, pues la Catedral es más que una iglesia, más que un museo, más que un inmueble: es el espíritu de una época, el aliento y la energía de todo aquello que nos empezaba a dar forma como mexicanos.
Ver sus canceles, sus puertas imperiales, los mármoles, las cinco naves por las que está conformada, las capillas, las esculturas, la orfebrería, todas las piezas de carpintería, en fin, cada vestigio, cada rincón interior son el Aleph del que hablaba Jorge Luis Borges: ahí está concentrado el mundo novohispano.
El Parián, corazón y alma del arte poblano
Puebla, Pue.- El naranja de las tejas que le da sombra a los locales, el tricolor del papel picado que recuerda el mes patrio que se fue, las chalinas en tonos oscuros que representan la mexicanidad, el azul y blanco de la talavera, hacen de El Parián un mercado de colores.
Un punto de visita obligatorio para los turistas y parte de la esencia de la ciudad de Puebla. Inevitable y obligatorio dar un paseo por el Mercado de Artesanías, ubicado en el Centro Histórico, a unas cuantas calles del Zócalo.
Portal Juárez, umbral de la historia poblana
Puebla, Pue.- Los transeúntes van a paso lento, sin prisa, observando cada uno de los locales; los meseros de los establecimientos de alimentos exhiben sus cartas para atrapar la atención de los comensales.
Las mesas, en la mayoría de las ocasiones, lucen repletas de familias y turistas que deciden comer en el primer cuadro de la ciudad con vista a la imponente Catedral y al Zócalo de la Ciudad de Puebla.
Capilla, génesis de la Angelópolis
Puebla, Pue.- A unos pasos del mercado de comida típica El Alto, muy cerca de donde decenas de mariachis practican sus “gorgoritos”, se encuentra una de las joyas históricas y arquitectónicas de la capital poblana: el ex-Convento de San Francisco, donde vivió el beato Sebastián de Aparicio, al que algunos le atribuyen la realización de milagros o favores extraordinarios.
La historia del lugar es tan antigua como la fundación de la ciudad, fue en 1585 cuando se concluyó, posteriormente se convirtió en una fábrica de talavera.