*En una pequeña esquina del Centro Histórico de la Ciudad de Puebla, aparece imponente el Templo de San Cristóbal, considerado como un ejemplo a seguir en la construcción de iglesias
Carolina Miranda
Puebla, Pue.- Toparse con el edificio religioso es encontrarse con una verdadera obra de arte novohispano.
En un mundo virreinal, con inmuebles antiquísimos y de un valor histórico invaluable, un templo sobresale en las calles del Centro Histórico de la ciudad de Puebla.
Se llama el Templo de San Cristóbal, un lugar que -según los historiadores- marcó un hito en la desarrollo del arte novohispano, ese de formas expresivas, contrastantes y realistas. Se convirtió en un ejemplo a seguir en la construcción de iglesias de toda la región.
Al caminar por las calles de esta ciudad, en una esquina y en un pequeño espacio de la 4 Norte y 6 Oriente, aparece la fachada de esa pequeña iglesia, que al observarla detenidamente parece una diminuta Catedral.
Sus dos poderosas torres, bautizadas antaño como las “torres niñas” por ser las más jóvenes de Puebla, sobresalen cuando se mira al cielo de la ciudad.
El lugar resguarda toda una historia arquitectónica y decorativa de Puebla, que se remonta al año 1604, cuando fue concebido para dar servicio espiritual al hospital y cuna de niños expósitos ubicado a un costado.
En ese pasado español, era una capilla hasta que en 1666 o 1676 empezó a edificarse, siendo consagrado y dedicado en 1687 a la Purísima Concepción de la Virgen.
Si por fuera sorprende, al ingresar impacta por su belleza, con su planta en forma de cruz latina y sus cinco bóvedas de arista y su cúpula semiesférica.
Cualquier descripción arquitectónica que pueda realizarse, no permite explicar su belleza, es necesario estar ahí, respirar ese aroma antiguo, mirare las decoraciones y sentirse en completa paz.