Puebla, Pue.- En estos días, cuando las almas regresan del inframundo, deambular por las calles de la ciudad virreinal de Puebla es encontrarse con un colorido pasado que rinde tributo a los nuestros, es adentrarse a las profundidades del Mictlán, codearse con Catrinas y volar junto a Alebrijes.
Caminar por las calles de la ciudad es toparse, en una fonda de chalupas, a una Catrina; deambular por empedrados caminos antiguos es ver rendir tributo a José Guadalupe Posada y a sus huesudas; pararse en una esquina es encontrarse una pared repleta de cráneos y ofrendas prehispánicas; disfrutar del zócalo es sorprenderse con multicolores y gigantes calaveras.
Adentrarse al Centros Histórico de la ciudad de Puebla, en estos días de Todos Los Santos, es recordar de dónde venimos, quiénes somos y a dónde vamos a parar todos.
Todo un deleite visual y emocional con Alebrijes gigantescos incluidos y Altares de Muerto en sitios insospechados. (Identidad Puebla)
