*El letrero de mosaicos con el nombre de la panificadora anuncia a una de las más antiguas de la ciudad de Puebla, donde –dicen- se instaló el primer horno automático construido en México
Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- Las charolas del pan en un abrir y cerrar de ojos pueden vaciarse, cuando los clientes con pinzas en mano eligen muy rápido lo que van a llevarse para el desayuno o la merienda.
Muy pocos saben de su historia, pero muchos han probado en alguna ocasión el pan de la panificadora La Flor de Puebla, una de las más antiguas de la ciudad ubicada en la 3 Oriente Sur 104, a unas cuadras del Zócalo de la ciudad de Puebla.
El letrero de mosaicos con el nombre de la panificadora es iluminado por la noche de una lámpara blanca. Es notorio el paso del tiempo, porque en la entrada, hay unos lavabos que colocaron después de 2019, tras la pandemia por COVID.
Se dice que en la panificadora La Flor de Puebla se instaló el primer horno automático construido en México, otra razón del porqué tiene un lugar en la historia de esta ciudad.
En temporada de Reyes, las roscas son las estrellas y en Semana Santa hay empanadas de atún y bacalao.
Yolanda, cuando era costurera hace más de 40 años y pertenecía a un sindicato, solía pasar por la panadería antes de ir a las asambleas, junto a sus compañeras. Era una tradición comprar sus conchas de vainilla o de chocolate y comerlas mientras los líderes sindicales hablaban de derechos laborales, de marchas y de política.
Cuando formó su propia familia y llegaba a estar en el Centro Histórico de la ciudad, también caminaba hacia esta dirección para llevar conchas, cocoles o teleras a su esposo y a sus hijos.
Ahora es menos frecuente que compre, pero si pasa por los mostradores de la panificadora, el apetito se abre, y entonces entra, pasa por el torniquete de la entrada, agarra la charola de metal, las pinzas y elige los panes que exhiben.
Cuando es noche, casi las 19:00 horas, ya no hay conchas, de sus favoritas, por lo que entonces se resigna a comprar una rebanada de pastel.
Al llegar al mostrador para que la encargada cuente las piezas de pan que eligió, ve hacia el refrigerador y observa las gelatinas y las cremitas que hay, pide un par que llevará para la merienda.
“Ha cambiado mucho, pero desde que yo tengo memoria, es el pan más rico de la ciudad, todos compran aquí”, dice Yolanda.
Hay personas que bajan de sus automóviles y entran directamente a la panadería, muy pocos son los que entran por “curiosidad”, todos saben cómo es el proceso: elegir tus panes, ir al mostrador, que te den un ticket y al final pagar.
Hay panes que no siempre encuentras, como las conchas de limón, cereza y café, las cuales después de las 10:00 horas ya no encuentras.
Además de las conchas, los panes más buscados en La Flor de Puebla son los cocoles de anís, los colorados, las nubes, los limones, el pan español y el pan de sal.