Doroteo, vivir de la pintura

*Hace casi 50 años aprendió a lanzar trazos y poco tiempo después comenzó a exhibir sus obras en el Jardín del Arte de la capital poblana; ama retratar los rostros del grupo británico The Beatles

Guadalupe Juárez

Puebla, Pue.- Doroteo Sánchez tiene 72 años y cuando decidió aprender a pintar lo hizo a sus 23 con la idea de ayudarle a sus hijos con la tarea de la escuela.

Al final no tuvo hijos, pero el pincel y el caballete se convirtieron en su principal sustento de vida. De los diferentes dibujos, paisajes, rostros, animales y figuras pintadas a lo largo de casi 50 años logró construir una casa.

Doroteo aprendió en la escuela de Bellas Artes, ahora conocida como La Casa de la Bóveda, luego, quiso aprender más, y alguien le dijo que fuera con Martín Serrano al Barrio del Artista.

Así lo hizo, el pintor lo hacía hacer algunos de sus trazos, pero un día Doroteo hizo algunos más de lo que le pidieron y Martín lo regañó, entonces decidió no volver.

Después conoció a Rubén Rendón, un pintor que exhibía sus obras en el bulevar 5 de Mayo, en el barrio de Analco. Doroteo aprendió lo que pudo y entonces un conocido lo animó a pedir un espacio en el Jardín del Arte, entre la 5 Oriente y 4 Norte, una zona donde se solía comercializar muebles rústicos.

Llegó y corrió con suerte, una señora de un edificio frente al Jardín le ofreció que podía guardar sus cosas en una bodega y así comenzó a vender sus obras en este espacio al que vuelve cada fin de semana. Se ha convertido en uno de los pocos pintores que exhiben sus cuadros en este lugar en la capital poblana.

Doroteo siempre deseó aprender a tocar guitarra, dice que nadie le enseñó, pero agradece haber seguido en la pintura. Ahora le gusta mucho los rostros del grupo británico The Beatles y entre sus cuadros uno que inició hace 24 años, uno que no le gustaba de un paisaje del volcán Popocatépetl, el cual ha retomado y finalizado.

Junto a él se encuentra Israel Rojas, uno de sus amigos que exhibe sus obras. Él empezó como corredor de arte, vendía los cuadros de su esposa y cuando la demanda era demasiada, comenzó por ayudarle a hacer los bastidores, luego a rellenar los trazos que ella hacía y finalmente hasta que se animó a pintar sus propios cuadros.

Israel habla de la complejidad de las pinturas y de cómo una mujer con flores es más difícil que hacer un bodegón con tres manzanas rojas. Aunque fue autodidacta, hay más valor en las obras de quienes pudieron aprender de otros maestros como su amigo Doroteo.

Al igual que él, Israel tuvo una época en la que vivió sólo de las pinturas, y cada fin de semana espera la venta de sus cuadros en un jardín bajo el sol y la lluvia.

 

 

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