*Una diminuta ermita construida en 1540 en tierras indígenas se transformó, con el paso de los siglos, en un edificio de estilo neoclásico que alberga a la Parroquia Lateralense, una categoría que solo tres recintos llevan en América
Carolina Miranda
Zacapoaxtla, Pue.- La blancura de su fachada y su sola estructura llaman la atención. Los expertos afirman que es un edificio de estilo neoclásico de inspiración grecorromana, para los inexpertos un lugar que transpira tranquilidad.
Con sus columnas toscanas, la Parroquia de San Pedro Apóstol es una joya de Zacapoaxtla, un recinto con profunda historia indígena y española, gracias a que fue construida en 1540.
“Alabad al Señor, naciones todas de la tierra pueblos todos del universo, celebrar su gloria y cantad sus alabanzas”, se lee en una de las cuatro inscripciones que sobresalen en su fachada con retoques parecidos al oro.
Rodeada por una ciudad en constante ebullición, con locales comerciales, mercados de fin de semana atiborrados de productos del campo y de la sierra, y turismo que acude a una tierra que enfrentó con valentía los franceses.
Su pasado la hace relevante en esta región, pero ser bautizada como Parroquia Lateralense, la convirtió en un punto de referencia en el mundo: significa ser lateral a la Archibasílica de San Juan de Letrán en Roma, Italia.
Solo tres parroquias en América cuentan con esta categoría que las hace únicas: la de Córdoba, Argentina; Lima, Perú; y, por supuesto la de Zacapoaxtla, municipio de raíces indígenas que recibieron a los españoles a su llegada a tierra nueva.
La iglesia basilical, con una bóveda sostenida por arcos de nervadura, lleva orgullosa esa responsabilidad, esa de contar con las mismas indulgencias que la de Roma, por eso en su exterior aparece en letras grandes “Parroquia Lateralense”.
La cronología oficial de su existencia es tan meticulosa con fechas exactas y nombres de líderes religiosos que sería tarea imposible relatarlo todo en este espacio, basta decir que el templo parroquial dedicado a San Pedro, como Ermita en un inicio, fue construido en 1540 por fray Cintos de la orden franciscana; y en 1612, como iglesia, fue consagrada a los apóstoles Pedro y Pablo, con una administración a cargo de un cura clérigo y dos vicarios y con quinientas familias de indios y cuarenta de españoles, mestizos y mulatos.
Si no fuera suficiente esa narración de la vida del recinto religioso, recientemente fueron localizados vestigios de la primera ermita construida en el siglo XVI y de un glifo esculpido en piedra, el cual se remonta a la ocupación prehispánica.
Un tesoro imperdible.