Los bravos tacos de carnitas

*El olor de la carne friéndose y el sonido del machete golpeando invade el mítico Paseo Bravo de la Ciudad de Puebla, lugar que alberga uno de los puestos de tacos más concurridos

Guadalupe Juárez

Puebla, Pue.- El olor de las carnitas retiradas del aceite se extiende por el Paseo Bravo; las tortillas de maíz hacen sudar las bolsas donde están guardadas; y la salsa verde y roja hace salivar a cualquiera.

Marilú sonríe mientras revuelve el pico de gallo para echarle a los tacos. Todos los días abre desde las 7:00 horas y una hora después suele llegar su primer cliente, a veces trabajadores que compran su desayuno y almuerzo, quienes regresan en la noche por la cena.

“Pásele, pásele, ¿qué le vamos a dar? pásele, pásele, pásele”, grita. Tac, tac, tac, tac, tac., el machete golpea varias veces sobre el tronco de madera en el que cortan en pedacitos las carnitas de puerco.

Marilú Piña García mueve los trozos en el cazo mientras espera que su esposo cobre y retire los platos a unos comensales que se han sentado en las jardineras para comer 3 tacos por 15 pesos.

Su puesto es pequeño, apenas de dos metros y medio de ancho y dos de largo. Se resguardan bajo una sombrilla color verde y están perfectamente ordenados uno al lado de otro.

Tac, tac, tac. Tac, Tac, Tac. La radio que escuchan está a todo volumen, de repente la cumbia que sale del aparato tapa las risas de los jóvenes jugando y corriendo cerca del kiosco o los cláxones de los vehículos cuyos conductores están ansiosos por pasarse el alto.

Marilú tiene 38 años de edad y dice que ser taquera lo lleva en la sangre, desde hace años, cuando era niña, su padre se dedicaba a vender tacos en la zona de Las Ánimas.

Con su esposo decidió vender en el Paseo Bravo por la cantidad de personas que transitan en el lugar.  Por eso, suelta una carcajada, cuando recuerda que muchos dudan de la procedencia de la carne por el precio tan económico.

“Es por el volumen”, asienta, sin perder la sonrisa. La carne que vende está certificada, su precio económico, casi a una tercera parte de lo que es vendido un taco una cemita en otro lado de la ciudad, se debe a que compran por mayoreo.

Hay más puestos, menos alegres que el de Marilú, los precios son igual de bajos, pero otros son de los troncos de carne árabe y carne al pastor.

Los estudiantes, todavía con su uniforme puesto, esperan pacientemente en una fila para pedir su orden.  Pásele, pásele, ¿qué le damos? Aquí, en el Paseo Bravo, hay tacos más baratos que en cualquier otro lugar.

 

 

 

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