Preservar el juego mesoamericano

*El grupo de Danza Conchero Azteca Chignahumictlan cumple seis años de incentivar la identidad y cultura prehispánica; la milenaria práctica de la pelota de caucho forma parte de ese rescate

Antonio Zamora

Chignahuapan, Pue.- Ataviados a semejanza de los antepasados que honraban a sus dioses, niñas, niños, adultos, mujeres y hombres, persiguen una pelota de hule en una ceremonia que se mantiene viva tres mil años después de su surgimiento.

Con un fajado de gamuza echa de piel, anudada a la cadera y entrepierna a manera de “maxtlatl” o taparrabo, juegan a la pelota mesoamericana en Chignahuapan, un municipio de la Sierra Norte de Puebla.

Una pieza de cuero cubre el lado de la cadera con el que golpean a la pelota y una banda de algodón enrolla su abdomen, en un ritual que realizan los integrantes del grupo de Danza Conchero Azteca Chignahumictlan.

Buscan rescatar conservar y difundir la práctica del Juego de Pelota Mesoamericana, un rasgo cultural que compartieron todos los pueblos mesoamericanos al grado de ser una de las ceremonias más importante dentro de la vida de los antiguos habitantes.

Chignahumictlan cumple seis años de su labor de incentivar la milenaria práctica, de una manera deportiva sin perder algunos elementos simbólicos rituales, llevándolo a niveles competitivos e incluso convirtiéndose en campeones nacionales.

Protegidos con un cinturón de cuero que aprieta los glúteos y le da firmeza al fajado, golpean la pelota de hule macizo con un peso aproximado de tres a cuatro kilogramos.

El término ‘juego’ no es fiel a lo que realmente representaba esta práctica, afirma José Joel Mote, líder de Chignahumictlan. Tenía un sentido religioso y simbólico y su práctica representaba la lucha cotidiana entre fuerzas contrarias, conceptos antagónicos y sucesos naturales opuestos como la luz y la oscuridad, el día y la noche, la sequía y la fertilidad.

“El grupo está enfocado en el ámbito cultural, deportivo e histórico, desde 2017 se ha dedicado al rescate de la identidad y cultura prehispánica a través de diferentes expresiones artísticas y deportivas”

El juego no es único para hombres, existen equipos en cada delegación en la rama femenil, agregando que existen datos históricos que narran que este ancestral juego también lo practicaban las mujeres.

“Con altas y bajas, pero hemos fortalecido el camino para que esta práctica resurja y diga por si misma que nuestra cultura sigue viva recorriendo nuevamente los lugares donde hace muchos siglos hizo eco esta hereditaria práctica”.

La asociación cuenta con 17 estados practicando el milenario juego e incluso países se han interesado en este ancestral juego dentro de los cuales está Puebla representado por Chignahumictlan, que es el primer y único equipo poblano en el país.

El Juego de Pelota Mesoamericana es un ritual, una ceremonia que debe ser respetada y motivo de orgullo para los mexicanos, por eso la labor de Chignahumictlan se vuelve tan importante en la actualidad.

“La encomienda es difundir nuestra cultura, queremos que la gente no lo vean como un show, es un deporte nacional, algo que nos debe tener orgullosos porque representa de dónde venimos y lo que nos identifica”.

 

 

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