“Baños Papaqui”, un vapor de historia

*Don Alberto Papaqui Hernández logró edificar, desde los cimientos un lugar con 55 años de historia, una historia que inició con un mural recreando el llamado “baño de enferma”

Guadalupe Bravo

Puebla, Pue.- Una mujer dándose el llamado “baño de enferma”, plasmada en un mural del artista Martín Serrano, marcó el inicio de “Baños Papaqui”, un lugar con 55 años de historia poblana.

El cuadro, inaugurado un  24 de mayo de 1968, recrea el proceso para limpiar el cuerpo de la mujer: cubrirla con sábanas o colocarla dentro de una estructura de madera para generar calor, al tiempo que es lavada con agua y hierbas medicinales para generar su rápida mejoría tras un parto.

La pintura también refleja el México antiguo, cuando nuestros ancestros se vieron en la necesidad de crear baños públicos debido a que la mayoría de las personas vivían en vecindades, con insuficientes regaderas o agua para bañarse todos los días.  Los baños de vapor eran visitados frecuentemente, no solo para asearse, sino también para reponerse de una enfermedad.

La obra también logró reflejar la simbiosis entre nuestras tradiciones y la modernización, con la automatización de calderas que el señor Papaqui Hernández logró implementar gracias a su oficio como electricista, con lo que dio un paso adelante ante sus competidores  que en múltiples ocasiones intentaron copiar su forma de trabajo.

Así, comenzó a dar servicio a los poblanos con un baño general que se dividía en dos turnos, en la mañana que era para mujeres y en la tarde para hombres; además tenía cuatro cuartos individuales.

Don Alberto Papaqui Hernández es un ejemplo de superación  y liderazgo poblano. Es conocido por ser el fundador de “Baños Papaqui”, un establecimiento donde poblanos  y turistas pueden refrescarse dándose un baño de vapor.

Su historia se fue construyendo al paso que se erigía su negocio. Cuando era pequeño reprobó dos veces segundo de primaria y desde entonces comenzó a trabajar. A los nueve años entró a un taller de embobinado y gracias a su habilidad con la electricidad, a los 15 años logró repuntar el establecimiento. Luego, con el conocimiento y el dinero a la mano, invirtió hasta en ocho baños de vapor, donde ganó experiencia y aprendizaje en este tipo de negocios.

Así, en 1963 comenzó a construir, desde sus cimientos, los conocidos “Baños Papaqui”, con la visión de revolucionar los baños públicos.

Con el tiempo, se convirtió en un negocio familiar que fue aumentando conforme lo hacían sus integrantes, todos enfocados en cuidar el legado de Don Alberto.

Su hija Teresa Papaqui y su hermano, le dieron continuidad y calidez. Actualmente, la tercera generación de la familia es quien se hace cargo de la empresa. Al frente se encuentra José Ignacio Sánchez Papaqui, quien no solo jugó, aprendió y creció en “Baños Papaqui”, sino es quien cuenta con una nueva visión y mantiene la encomienda de seguir siendo los mejores baños de Puebla.

Pero la familia Papaqui no ha sido la única en ver germinar generaciones de poblanos, pues muchas familias han acudido, desde el abuelo hasta los nietos, que ahora se han convertido en padres de familia y comparten la costumbre de ir a los baños de vapor con sus hijos.

José Ignacio, por ejemplo, cuenta que un amigo iba soltero a tomarse una ducha los fines de semana, luego acudió con su novia y después hasta le presentó a sus hijos, con quienes comparte esta actividad.

Y así como la mayoría de los poblanos, algunos personajes sobresalientes también se han bañado bajo la estela de vapor de “Baños Papaqui”, tales como magistrados, empresarios, dueños de periódicos y hasta el señor Donato Cammaro, una institución en la gastronomía italiana en Puebla.

Reciben a poblanos que acuden por indicaciones médicas, gracias a que cuentan con masajistas y personas especializadas en dicho oficio.

De hecho el colaborador más longevo de “Baños Papaqui” tiene 45 años laborando en el lugar, mientras que el “más nuevo” cuenta con 28 años de antigüedad. Por lo que conocen a la perfección las instalaciones, los clientes y el mecanismo con el que operan.

El esfuerzo de la familia Papaqui y de los trabajadores los hicieron celebrar 55 años de brindar un espacio de relajación, con todas las comodidades, limpieza y calidad que los han mantenido en las tradiciones de las familias poblanas y hasta extranjeras, ya que tanto alemanes como estadounidenses, casados con mujeres mexicanas, han experimentado un buen baño de vapor.

En México, se ha convertido en una tradición acudir a los baños de vapor cada fin de semana para refrescar el cuerpo y la mente; y luego de darse un “regaderazo”, tomarse una cerveza, una “rusa” o un refresco bien frío con una torta o hasta unos mariscos para aclimatar el cuerpo y el estómago.

 

 

 

 

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