El Hospitalito, memorias de una ciudad

*Con donaciones, entre ellas del rey Carlos V, se construyó el primer Hospital de San Juan Letrán en Puebla, un edificio estilo neoclásico, con un sencillo templo

Guadalupe Juárez

Puebla, Pue.- Muy pocas veces encuentras las puertas abiertas, hay días que el gran portón de madera del templo se abre, casi antes de que el sol se oculte. Sobresalen dos esculturas, una dedicada a San Pedro y otra a San Pablo, así como un escudo del Papa Inocencio XVI.

Su interior es aún más sencillo, considerado un estilo neoclásico; un templo conformado sólo por una nave con una bóveda cañón sin decoración, ventanas en ambos lados y cornisas color blanco.

La ciudad había sido fundada, era 1531, pero los poblanos no tenían un lugar donde atender a sus enfermos. Aquellos con algún problema de salud, eran llevados a dos casas del alcalde García de Aguilar, a unos pasos del zócalo, conocido en ese entonces sólo como Plaza Mayor.

La autoridad prestaba los inmuebles para ayudar, mientras conseguían los fondos para construir otro lugar.

Con donaciones, entre ellas del rey Carlos V, se construyó el primer Hospital de San Juan Letrán y al lado del sitio donde religiosos atendían a los enfermos se edificó una iglesia.

Se trata de un inmueble ubicado en la calle 2 Sur y 7 Oriente. En un inicio la atención hospitalaria era exclusivamente para mujeres. A la par del templo, se creó una cofradía: “Nuestra señora de la limpia Concepción para el Cuidado de los Enfermos”.

El sitio es conocido como el hospitalito, así, en diminutivo para diferenciarlo del “grande”, el de San Pedro, constru1ido muchos años después para recibir a los pobladores de la ciudad que había crecido.

El templo servía para los servicios de los religiosos que estaban en el hospitalito, y a diferencia de otros inmuebles religiosos, su fachada es muy sencilla.

Las dos esculturas de  San Pedro y San Pablo, así como un escudo del Papa Inocencio XVI del Hospitalito, fueron colocados tras una reedificación del templo, el cual había sufrido daños en 1721, diez años después de un sismo que lo sacudió.

La intención principal era presumir una buena relación con Roma, pues era el papa que reinante en ese momento.

Fue Juan de Palafox y Mendoza quien lo inhabilitó como hospital y decidió que el espacio fuera utilizado para establecer el Colegio de la Purísima Concepción para “niñas vírgenes”.

El Hospitalito fue uno de los inmuebles más dañados durante el sitio de la ciudad de 1856, cuando el país enfrentaba la llamada Guerra de Reforma, por lo que la capital del estado había sido sitiada en dos ocasiones por el gobierno federal.

Después fue utilizado como Casa del Anciano y años más tarde, desde 1991 ha estado bajo el resguardo del Museo Amparo, uno de los más importantes de la ciudad virreinal.

 

 

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