Val’quirico, la visita obligada

*Sin duda, lo que cautiva a los visitantes locales y extranjeros, es el arte que se encuentra en cada esquina de la “La Toscana Mexicana”;  desde músicos y magos, hasta escribanos de la cultura medieval y artesanos.

Guadalupe Bravo

Puebla, Pue.- Val’quirico es un sueño, construido a la imagen y semejanza de San Quirico d’Orcia, un pequeño pueblo en la región Toscana de Italia con calles empedradas, callejones, túneles y la magia europea que envuelve a quien lo visite.

Dicha campiña está construida en el valle que une a Puebla con Tlaxcala, sobre los cimientos de una hacienda porfiriana, lo que la convierte en una simbiosis de la cultura mexicana con la europea.

Gracias a su arquitectura erigida de piedra, madera, adobe y ladrillos, cada uno de sus pasajes pareciera salido de la película italiana ‘Malena’ de Giuseppe Tornatore, con Monica Bellucci caminando entre decenas de miradas atónitas a su andar.

Pero esta escena no está tan alejada de la realidad, pues mayormente los fines de semana, parejas, familias y amigos se aventuran en la quimera, entre vino, gaitas y comida internacional.

Todos los visitantes se enfundan en ropas veraniegas, el vestido suelto al aire de las mujeres no puede faltar y el color caqui predomina en los hombres.

Cada rincón es apto para una fotografía, pues pareciera una escenario montado para la saga de Harry Potter, con senderos llenos de magia.

Cada paso, en el también llamado “Valle de Quirico”, es memorable, pues la pupila no alcanza a admirar la belleza que encierran sus altas torres de ladrillos, sus puertas de madera y su ventanas de colores con enredaderas colgándose de ellas.

Así como, las mesitas para tomar café al aire libre, con manteles blancos, que transportan la imaginación a los filmes románticos europeos.

El complejo cuenta con una plaza central en la que convergen restaurantes que deleitan todo tipo de paladar. Los chefs cocinan en el fogón comida española, brasileña, francesa, argentina y por supuesto, italiana.

También, cuenta con bares y cafés, para aquellas parejas que gustan de compartir el tiempo y una charla dentro de una atmósfera ajena a la cotidianidad, capaz de incentivar el romanticismo y la complicidad.

Todo ello, entre fragancias de lavanda, vainilla y canela, aromas que se despiden de las boutiques de productos orgánicos para la belleza y la salud.

Pero sin duda, lo que cautiva a los visitantes locales y extranjeros, es el arte que se encuentra en cada esquina de la “La Toscana Mexicana”. Desde músicos y magos, hasta escribanos de la cultura medieval y artesanos.

También cuenta con un centro ecuestre y una zona de tiro con arco para los más intrépidos.

Aunque también tiene diversión más convencional y romántica, como un carrusel multicolor, en el que grandes y pequeños se divierten. Así como una rueda de la fortuna desde donde se puede ver toda la campiña.La utopía europea, mejor conocida como Val’quirico, deja en los poblanos y turistas que la visitan, la melancolía por lo antaño, combinada con el placer de una vida tranquila, llena de música, comida y romanticismo.

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