Un edificio, restos del Monte de Piedad

*En la calle 2 Norte y la 4 Oriente del Centro Histórico de Puebla, un busto de María Gertrudis Benigna Ruiz, fundadora de la casa de asistencia, sobresale de una antigua edificación que sufre los estragos del paso del tiempo y su abandono

Guadalupe Juárez

Puebla, Pue.- Todo inició en El Porfiriato, cuando Puebla se convirtió rápidamente en uno de los centros textiles más importantes del país. Y esa prosperidad significó la urgencia de una institución bancaria que hiciera más rápido el movimiento del dinero generado en la época.

Y así, nació el Monte de Piedad Vidal-Ruiz de Puebla, fundado en 1890, y cuyos rastros han quedado en la calle 2 Norte y la 4 Oriente.

Justo en la esquina, entre la nomenclatura de las calles se observa el busto de una mujer, con el cabello recogido, y viendo hacia el sur del Centro Histórico de Puebla. Se trata de María Gertrudis Benigna Ruiz.

Se dice que a ella se le ocurrió la idea de una institución financiera así, porque las había visto en sus viajes a Francia, Bélgica e Inglaterra.

Utilizó la herencia de su esposo Juan Manuel Vidal y con un fondo de 200 mil pesos creó el Monte de Piedad, dirigido por una junta directiva de siete personas.

La idea de María Gertrudis era crear un organismo de tipo prendario a un bajo interés anual, para el que dispuso todos sus bienes tras su muerte: muebles y dinero.

“Todo se lo dejo a los pobres”, decía su testamento, en el que expresaba su última voluntad. Ella había encabezado junto a su esposo un negocio próspero de lencería en Puebla.

El lugar no sólo se dedicó a préstamos prendarios, más tarde extendió sus operaciones a hipotecas, rentas y depósitos judiciales.

En caso de que la persona no acudiera a recuperar su prenda, esta era subastada, y de no ser vendida, era donada a la caridad.

Fue así, como en esa esquina, por décadas se observó a los poblanos con sus pertenencias en mano para obtener recursos prestados y con suerte, regresar por sus objetos.

El Monte de Piedad se volvió parte de la beneficencia pública, sirvió a otros intereses del gobierno estatal hasta que pasó bajo la administración de la administración gubernamental.

La sucursal inició con un inventario pequeño según consta en un libro, un reloj de pared, una báscula grande de metal, una silla giratoria, tres cajas de dinero.

Pasaron los años, la institución se ganó la confianza de los pobladores, llegó la Revolución Mexicana y la historia les marcó otro camino.

Este 2023 el lugar ha sido abandonado, han quedado sus paredes rojas, con la pintura desvaneciéndose, hay vidrios rotos de las puertas de madera características de los establecimientos de la principales calles de la ciudad, y un letrero que anuncia que han abierto una sucursal en otra dirección, una lejos de su historia.

 

 

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