*En las entrañas del recinto religioso de la ciudad de Puebla, un lugar llamado La cripta de los obispos, donde se resguardan los restos de 19 líderes de la jerarquía eclesiástica
Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- Bajo el ciprés del Altar Mayor de la Catedral de Puebla, hay un secreto, uno que sólo es revelado una vez al año: son los restos de 13 de los 35 obispos y de seis arzobispos. El lugar se llama la Cripta de los Obispos.
Una de las dos puertas está abierta de par en par, en la parte superior del umbral hay un ángel dorado que pareciera custodiar los restos de quienes encabezaron la iglesia católica en el estado. Sólo se abre una vez al año, en días de muertos, después, las puertas de madera con detalles dorados permanecen cerradas.
El lugar es muy reducido, parece una cápsula con una lámpara sobre la cabeza que ilumina el salón y las criptas blancas con letras negras que conservan el nombre de las personas, cuyos restos se mantienen en resguardo, cuando las iglesias servían para depositarlos.
Con discreción, los visitantes son observados por una mujer que forma parte de la seguridad de la Catedral de Puebla.
Al centro del pequeño salón, hay una mesa con un mantel azul con dos candelabros con velas encendidas y una charola dorada para dejar limosna, la cual apenas tiene un par de billetes de 20 pesos y unas monedas de a 10 y 5 pesos.
Una de las criptas en la que recién fue colocado los restos de un obispo es la de Rosendo Huesca Pacheco, el antecesor del actual arzobispo Víctor Sánchez Espinosa. Falleció el 25 de noviembre de 2017 y fue arzobispo en la entidad desde 2009.
La fecha de su nacimiento y muerte están grabados en números romanos, algunos de los visitantes que han logrado entrar observan detenidamente las letras en latín con las que han grabado el nombre del obispo fallecido.
Fray Julián Garcés, el primer obispo de Puebla también se encuentra sepultado en estas paredes, así como Salvador Biempica y Sotomayor, Pedro Vera y Zuria, José Ignacio y Octaviano Márquez y Toris.
Los restos de Antonio Joaquín Pérez Martínez se encuentran en esta cripta, nombre que resuena por su papel en la Independencia de México, pues su nombre aparece en el acta.
La cripta de los obispos fueron trasladados a la cripta un 14 de mayo de 1824, después de que Juan de Palafox y Mendoza reuniera los restos de sus antecesores que estaban en otras iglesias del estado y los llevara a un solo panteón años antes.
El recorrido para observar las placas con los nombres de los obispos se hace en menos de 10 minutos, la salida es por otra puerta ubicada al norte de la catedral, la cual si la cruzas regresas afuera del ciprés, el cual tienes que rodear para llegar al Altar de Los Reyes.