*Aprendió a tejer en la primaria y tras su retiro como empleada de la BUAP lo retomó y aprovechando la tendencia japonesa de los amigurumis, comenzó a crearlos causando mucho interés entre sus clientes
Antonio Zamora
Puebla, Pue.- El brillo en sus ojos cuando habla de sus creaciones, delata la pasión que despierta el arte de tejer, una habilidad que adquirió cuando era niña y que ahora transformó en su forma de negocio con Tejidos Lucpa en la que ofrece prendas, llaveros e incluso muñecos personalizados.
Lucina Cuatzil es una artista que usando ganchos, estambre y su habilidad, puede crear casi cualquier cosa. Fue en la primaria cuando le enseñaron a usar las agujas y los crochet, así se apasionó tanto por esta actividad que comenzó a tejer ropa para ella y posteriormente para su hija.
“Trabajé 30 años en la BUAP en el sector administrativo, estuve en diferentes áreas, principalmente en el edificio Carolino, ahí me tocaron varios temblores, incluso tocó ver cómo le cayó la barda a un carro de una compañera. También como a veces había mucho tiempo muerto, aprovechaba para tejer en el trabajo, solamente una vez me castigaron, pero yo les dije que entonces me pusieran a hacer algo porque nunca me gustó quedarme sin hacer nada”.
Cuando se retiró de su labor en la Universidad, el tejer se volvió una de sus actividades principales aunque también decidió ampliar su conocimiento y seguir capacitándose.
“Me seguí capacitando y actualizando porque hay infinidad de técnicas para tejer, se puede tejer con los brazos, con los dedos, con ganchos o crochet. El tejer lleva tiempo, requiere práctica, necesita que tejas y destejas hasta que te quede bien. He sido afortunada porque también he tenido grandes maestras, con mucha paciencia, aunque ellas mismas siempre me decían que tejía muy rápido y la verdad es que sí”.
Aprovechando la tendencia japonesa de los amigurumis, que son muñecos tejidos que se convierten en confidente y compañía de niños y adultos que están hechos sin boca porque así generan la impresión que guardarán tus secretos; ella comenzó a crearlos causando mucho interés entre sus clientes.
“Tengo muñecos personalizados, los clientes me mandan sus fotos y yo trato de igualarlos en el muñeco. También de la nada hago diferentes personajes, para esto también se necesita mucha creatividad, mi respeto para muchos artistas que hacen con crochet cosas unas hermosuras”.
Fue así que con el apoyo de su hija Paola, echó a andar en Facebook e Instagram la cuenta de Tejidos Lucpa, un negocio que ya tiene diez años de existencia y con el que se ha dado a conocer su trabajo y se ha hecho de una buena cantidad de seguidores.
“He tejido casi toda mi vida, vendiendo llevo unos 15 años y Lucpa tiene diez años de existencia, surge de la combinación de mi nombre y el de mi hija, lo comenzamos gracias a que mi hija empezó a promover los productos en redes sociales y ahí me he hecho de varios clientes, ella hace los videos y yo soy la que teje”.
En cada creación, en cada amigurumi, ella invierte material, tiempo, pero sobre todo pone su corazón porque no descansa hasta que quede perfecto, por eso sus clientes constantemente le dicen que sus habilidosas manos son maravillosas.
“Un muñequito de diez centímetros con vestido y cabello lo hago en unas seis horas porque hay veces que no me gustan cómo quedan y los destejo y lo empiezo de nuevo. La verdad es que no tengo competencia porque nadie teje igual, tal vez soy vanidosa, pero me fascina cuando expongo mis productos para vender y me dicen que están muy bonitos, qué manos maravillosas, me gusta que me chuleen mi trabajo, a veces me duelen las manos, pero soy feliz haciéndolos y sobre todo cuando me piden muñecos difíciles, se convierte en un reto para mi”.