Edificio Arronte, una novela gráfica

*Entre elevadores, gárgolas y solemnidad gráfica, sobresale la belleza arquitectónica del edificio que pasó de ser sede de Convento de la Concepción hasta fungir como residencia de una acaudalada familia

Jaime López

Puebla, Pue-.- Una exhibición temporal de la historieta “Condorito” es el pretexto ideal para adentrarse en el inmueble que preserva su belleza arquitectónica gracias al cuidado de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, institución que lo ha resguardado desde hace 42 años.

Es el Edificio Arronte, localizado sobre la Avenida Juan de Palafox y Mendoza, en el icónico Centro Histórico de la capital poblana, a unos metros de una famosa cadena de comida rápida.

En semejanza con otros inmuebles de la zona, el espacio ha tenido diversos usos o funciones, desde ser el Convento de la Concepción hasta fungir como residencia de una acaudalada familia.

Sin embargo, su época de mayor resplendor tuvo lugar de 1915 a 1980, cuando el empresario Manuel Arronte Haro (de ahí su actual denominación) lo convirtió en un hotel de lujo

En ese periodo, se importó e instaló el primer elevador de la ciudad, el cual se mantiene en el patio del edificio. Así, la expresión “qué elegancia la de Francia” le queda como anillo al dedo, entre otras razones, porque la pintura en su herrería parece recién aplicada.

La maquinaria del ascensor no es la original, se tuvo que modernizar para no dejarlo inactivo. No obstante, los engranes y cables primarios fueron transformados en una escultura monumental llamada Diacronía, diseñada por el artista plástico José Villalobos.

Cabe resaltar que el elevador del Arronte podría ser protagonista de una novela gráfica, a propósito de la muestra de “Condorito”, ya que acumula recuerdos de, por lo menos, un siglo.

En sus entrañas han estado políticos académicos y, seguramente, personalidades excéntricas, de esas que inspiran tomos y tomos de historias.

¿Se imaginan la creación de viñetas en las que se relaten los chismes de la crema y nata de la capital poblana? ¿Qué murmullos, secretos o declaraciones al oído se habrán dicho mientras subía o bajaba el artefacto? Ilustradores locales, aquí hay una idea para que echen a volar la imaginación.

Acerca de la arquitectura, el Arronte conserva las gárgolas en forma de cañón incrustadas a finales del siglo XVIII a lo largo y ancho de sus paredes.

Parecen listas para dar batalla, porque apuntan con aplomo hacia el frente, pero en verdad son un elemento ornamental que le da prestigio al espacio, cuyos salones han pasado de dormitorios de monjas, a cuartos de huéspedes y, ahora, bibliotecas, cubículos de docentes y salas de lectura.

¿Y la muestra de Condorito? Insisto. Es un buen pretexto para sumergirse en la memoria de una de las construcciones más importantes del patrimonio universitario e histórico de Puebla.

 

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