*La iglesia de la Santa Cruz, terminada de edificar en 1714 en el antiguo Barrio del Alto, no sólo fue sede de la misa fundacional de la ciudad de Puebla, sino corazón de tierra indígena
Guadalupe Bravo
Puebla, Pue.- Entre calles empedradas, casonas multicolor y murales artísticos se encuentra la Parroquia de la Santa Cruz en el antiguo Barrio del Alto. En ella se realizó la misa de la fundación de la ciudad de Puebla.
Es guardián y testigo de Casa Aguayo, la sede del gobierno estatal y vecina del mercado de El Alto, el hogar de los mariachis. La parroquia católica fue construida sobre tierra indígena entre dos ríos, el de Xonaca y el de San Francisco, para aminorar a los feligreses que asistían a la iglesia de San José.
Se comenzó a construir en 1693 gracias al obispo Manuel Fernández de Santa Cruz, a quien se le debe la colocación de la primera piedra. El 19 de marzo de 1714, luego de veintiún años de edificación, el templo se convirtió en el corazón del barrio indígena.
Dos estilos predominan en su fachada: el barroco y el neoclásico. Posee dos torres pequeñas y alargadas con campanarios, las cuales rematan con una cúpula esmaltada de azulejos azules y amarillos que resplandecen con los rayos de sol.
El atrio construido a principios del siglo XX es una pincelada arquitectónica, pues aunque es un sencillo muro gris de poca altura, la perfección de sus acabados muestra la dedicación que se le brindó a la infraestructura. Además, tiene un arco del triunfo con cuatro esculturas de piedra y una cruz que le dan la bienvenida a los feligreses.
Al interior del templo se creó una oda a la religión católica, pues posee dos capillas. Una dedicada al Justo Juez y otra a Santa Elena, emperatriz y madre de Constantino, quien según la religión católica, halló la cruz en la que murió Cristo. Esto luego de demoler el templo erigido a Venus, en el monte Calvario o Gólgota en Jerusalén.
Por ello, en México, los albañiles acostumbran colocar una cruz con flores en las construcciones para evitar accidentes de trabajo y cada 3 de mayo, durante su fiesta patronal, son los primeros en asistir a misa y dar gracias por bendecir las obras que construyen con cemento, ladrillo, técnica y esfuerzo.
Pero no es la única razón por la cual es tan admirada, pues el arte que habita en ella resalta ante la mirada de sus fieles. Posee pinturas que aluden a la virgen María, un lienzo anónimo del “Juicio Final” y la reliquia del cristianismo: la cruz de madera. Así como dos esculturas, una de San José y otra del Niño Jesús.
Y aunque la Cruz se convirtió en la patrona de los albañiles, no son los únicos fieles que visitan la parroquia, pues a las siete de la noche en punto comienza la misa y de a poco, los poblanos ocupan las bancas de madera.
Los rezos comienzan, una familia llega con una urna de cenizas, el padre pide que la coloquen en una mesa frente al altar, para bendecirla y orar por la persona que ha dejado el mundo terrenal.
Despedir a un familiar, bautizar a un nuevo ser, unir a dos personas en matrimonio y realizar la primera comunión, son algunos de los sacramentos que se celebran en la Parroquia de la Santa Cruz, la cual sigue resplandeciendo desde lo alto de uno de los barrios indígenas fundadores de la ciudad de Puebla.