*En el Pueblo Mágico, una barranca en el Barrio de Tenextla resguarda albercas de aguas termales salidas de la montaña que son la joya de la corona; un sitio paradisíaco para propios y extraños
Guadalupe Bravo
Chignahuapan, Pue.- Las aguas nacen desde el interior de los cerros y se abren camino entre el bosque, las piedras y la niebla. El vapor que generan se une a una dualidad asombrosa con la niebla, representativa del Pueblo Mágico de Chignahuapan.
La naturaleza crea ante el ojo humano un espectáculo difícil de asimilar con un vistazo, se necesita tiempo, capacidad de asombro y respeto por ella para comprender la escena que parece propia de un paisaje europeo.
Chignahuapan es más que el Festival de la Luz y la Vida en Temporada de Muertos, más que las esferas sopladas y pintadas a mano en diciembre, tiene en las entrañas de una barranca en el Barrio de Tenextla, albercas de aguas termales que son la joya de la corona. Es uno de los pocos lugares conocidos.
Desde 1934, el Spa & Resort se asentó para brindar a los visitantes un lugar donde hospedarse, comer y disfrutar de los beneficios de las aguas termales. Hace unos años era simplemente conocido de boca en boca. Era el paraíso escondido.
Leo recuerda que su abuelo lo llevaba, junto con toda su familia, a vacacionar al sitio paradisiaco que se encuentra muy cerca de la Laguna de Chignahuapan y de la Iglesia del Honguito. Aunque pocos son los recuerdos que lo acompañan, sabe por su madre, que cuando tenía tan solo un año de edad fue llevado por primera vez a disfrutar de este lugar.
Su abuelo y su tía conocían bien el camino, con un mapa en la mano y la adrenalina por la aventura, recorrían el sendero rojo repleto de vueltas, con un color similar al del ladrillo. Quizá porque en los alrededores de la senda existen tabiquerías que fabrican este material indispensable para la construcción. El camino tiene solo un carril habilitado, por lo que también es posible toparse con ganaderos arreando a sus borregos. Así como patos, cocodrilos y unicornios de hule colgados de las viviendas y casonas.
Se pueden apreciar todo tipo de trajes de baño, completos y de dos piezas, en los colores más sobrios y estridentes. Además, toda la indumentaria para lanzarse al agua y disfrutar de los placeres de nadar y flotar al ritmo de las pequeñas olas que se generan en las albercas.
La estancia en el balneario se divide entre huéspedes y visitantes. Parejas, amigos y familias enteras se sientan a la orilla de la piscina con una cerveza en la mano y frituras en la otra. Las risas, las fotos y los consejos para no ahogarse sobresalen del bullicio que se genera.
Los huéspedes del spa también pueden ingresar a esta zona, así como las albercas privadas, de fácil acceso y VIP. Además, darse el lujo de tener una alberca techada con agua termal sobre 38°C, tina de hidromasaje, chapoteadero, caídas de agua en fuente y puente
Leo regresó después de más de 30 años al lugar que le enseñó el amor por la natación. Al sitio que hace que su cuerpo flote como una pluma en el agua, que su piel mejoré y sus pensamientos se reorganicen durante un momento de relajación y meditación.
Ahora lo acompaña su pareja. Le sorprende ver a parejas y grupos de adultos mayores que se lanzan a la aventura y llegan a las aguas termales, probablemente por los beneficios que conllevan.
Así como a niños, que al igual que él en su infancia, estaban ansiosos por entrar al agua y demostrar que podían mantenerse a flote sin ayuda. Lo que tal vez es más cotidiano, es ver a parejas abrazándose dentro del agua, así como a familias riendo y jugando, gozando del verano y de las riquezas que la naturaleza tiene para brindar sin salir de Puebla.