El rascacielos nostálgico de Puebla 

*El Edificio María destaca por los azulejos que adornan su estructura; además aloja una creencia popular acerca de una niña que supuestamente camina por los pisos más altos

Jaime López

Puebla, Pue.- A sus 76 años de existencia luce vigoroso, radiante, intacto, como si se tratara del personaje central de la novela escrita por Oscar Wilde, “El retrato de Dorian Gray”. El tiempo pasa a su alrededor, pero su apariencia se mantiene igual.

Es el Edificio María, considerado el primer rascacielos de la capital poblana, ubicado en el Centro Histórico y que destaca por los azulejos de talavera que adornan su estructura.

Sobreviviente de diferentes episodios sísmicos, deja con la boca abierta a los turistas nacionales e internacionales que lo contemplan; ciudadanos provenientes de Europa quedan maravillados con su altura, quizá porque a su lado parecen pequeños Don Quijotes.

Y aunque no es un molino de viento, sí luce como un custodio o guardaespaldas gigante, que observa con prudencia lo que pasa en el primer cuadro de la ciudad.

Alguna personas que lo han inmortalizado a través de sus cámaras fotográficas o celulares piensan que es un hotel de lujo debido a la forma de su entrada.

Otras se quedan con la creencia de que es un complejo departamental, que brilla por su fachada virreinal y estilo francés.

La realidad es que el Edificio María es un inmueble de carácter empresarial, en donde se alojan consultorios de abogados, arquitectos y otras profesiones.

También es vecino de la churrería más famosa de la capital poblana, aquella que se localiza en la intersección de las calles 2 Sur y 5 Oriente.

Además, aloja una leyenda popular, muy similar a las que resguardan las construcciones más antiguas de la Angelópolis.

Según cuentan inquilinos, el fantasma de una niña se pasea por los pisos más altos, de un lado a otro, como si estuviera jugando. Sin embargo, vigilantes y trabajadores aclaran que no han podido comprobar la premisa en cuestión.

El Edificio María, que tiene en su entrada un 502 enorme, forma parte de la red de joyas arquitectónicas del Centro Histórico, por ejemplo, la Catedral o la Casa de la Cultura.

Seis pisos constituyen su imponente anatomía, misma que pareciera elevarse hasta rozar las nubes. Tal vez este fue uno de los objetivos de sus creadores, Rafael Miranda y Marcos Mastretta.

Como plus, en su vestíbulo destaca la cubierta de ónix, que le otorga un estilo vanguardista y elegante, mientras que más adentro se localiza uno de los elevadores más añejos de Puebla.

 

 

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