*En la Casa de Clan y del Museo Scout, ubicada en la capital poblana, símbolos y recuerdos del movimiento infantil y juvenil que busca educar a niños y jóvenes
Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- Los fines de semana es común encontrar en la puerta a jóvenes con su camiseta color caqui, bermudas azul marino, calcetas largas y un sombrero café colgando en la espalda. Sus insignias –un tipo de condecoración por cada misión y nivel que avanzan—van bordados en sus playeras.
A la entrada los nombres de quienes han sido scouts desde 1985 a la fecha grabados en letras doradas sobre una placa, en la que destacan al fundador Carlos S. López García.
En la ciudad de Puebla un lugar que reúne símbolos y recuerdos del mundo scout, un museo que concentra tanto la literatura para la formación de cientos de jóvenes que se han reunido ahí, así como los recuerdos de viajes a otras entidades y países.
Se trata de la Casa de Clan y del Museo Scout, una edificación remodelada en 2018 en la 3 Sur 1505 en el Centro Histórico de la capital poblana. El museo ya existía en otra parte de la capital del estado, cuando un sismo en 2017 destruyó su estructura y tuvieron que mudarse.
Al cruzar las puertas es posible encontrarse con cuadros que rememoran los pasos que ha dado el club a lo largo de los años, las conferencias a otros países como Argentina y hasta Europa. También, con una especie de árbol que explica los niveles de cada scout, desde que es un niño hasta que se convierte en un joven.
En la segunda sala, que sirve como una especie de biblioteca pública, hay una mesa y un estante con libros relacionados con la filosofía scout, y además una compilación de tesinas que llevan a cabo sus integrantes a cierta edad, antes de despedirse del club.
La idea –dice uno de los scouts que hoy sirve como guía a los curiosos—es que quienes formen parte del club sean personas que encuentren un equilibrio entre lo que piensan y hacen, además de forjar su futuro.
Ahí mismo, en esa sala, se encuentra un rincón de los amigos, llamados así, porque cada que alguien de otro estado o país visita este lugar, deja un recuerdo al club. Hay piedras, tazas, gorras, una pata de conejo, medallas, pañuelos y otros artículos que buscan ser conservados con el paso de los años.
En un rincón también hay una maleta vieja con artículos de su scout fundador, un hombre que entrenó a niños con ciertas habilidades militares y de supervivencia, y que más tarde extendería un movimiento a nivel mundial.
En una tercera sala, hay armas, espadas pegadas en la pared y decenas de escudos que los adolescentes y jóvenes han tallado con sus propias manos, plasmando en la madera el rumbo de su vida y lo aprendido en su paso por el club.
Al frente hay una mesa que sostiene un arma, cuya leyenda marca no tocar, pues de hacerlo condena a quien lo hace a salir del grupo de scouts.
El mundo de los scouts se puede encontrar en cuatro paredes, en las de la Casa Club o el Museo del scout.