*Mariette Canaán es esposa y madre, roles de los cuales se puede desapegar y encontrar un desahogo en el enduro, una modalidad de ciclismo que se practica a campo abierto que ya no hace solo por recreación, sino también a nivel competitivo.
Antonio Zamora
Tehuacán, Pue.- Para quien tenga dudas de que el deporte cambia vidas, el mejor ejemplo es la tehuacanera Mariette Canaán: dejó la fiesta y desveladas por la bicicleta. Gracias al enduro, una modalidad del ciclismo que comenzó a practicar solo para pasar más tiempo con su esposo, la llevó a competir a nivel nacional.
Son las seis de la mañana y en el cerro de la Cantera, que pertenece a la Meseta del Riego en Tehuacán, solo se escucha los sonidos de la fauna que tienen su hábitat y el tronido de la tierra y ramas que pisan los ciclistas que están llegando para iniciar su entrenamiento de enduro.
El enduro se divide en etapas para descender pedaleando en el menor tiempo posible, cada carrera dura entre cuatro o cinco horas.
“Este deporte implica mucho desgaste físico porque además de estar pedaleando tienes que estar moviéndote de cerro para la siguiente etapa, subirlo para después descender en la bicicleta. Como lo empecé a hacer con mi esposo se me facilitó, comencé a notar que tenía talento, vi que descendía al mismo nivel que los hombres, son pocas las mujeres reconocidas en este deporte, me dio curiosidad de medir de qué estaba hecha”, explica.
Antes de conocer el enduro, sus horarios eran totalmente diferentes: gustaba ir a fiestas con amigos y aprovechaba los fines de semana para dormir hasta tarde; sin embargo, eso quedó en el pasado porque fue justamente gracias a iniciativa de allegados que se adentró a esta disciplina hasta que en 2019 tuvo su primera competencia y su debut fue de ensueño en el Serial Mobil, un campeonato nacional de gran nivel que lleva pruebas a diversas partes del país, en el que tuvo que aprender sobre la marcha lo que significa ser una rider profesional.
“La verdad me ha ido bien porque en mi primera carrera quedé en cuarto lugar, en Morelia quedé tercera, en Guadalajara no me fue nada bien porque terminé en quinto, pero en Guanajuato, que era el circuito más difícil del serial porque fue urbano y terminamos en la Alhóndiga de Granaditas, subí al podio y los puntos de todas mis carreras me permitieron terminar en segundo lugar nacional, me quedé a unos 16 puntos del primer lugar, casi chillo”.
Desde entonces, la adrenalina que genera el ciclismo es lo que la ha enganchado y la tiene practicándolo casi todos los días, con lo que añadió un nuevo rol a su vida, el cual ha tenido que conjuntar con el de ser esposa y madre, y que a su vez se ha convertido en un complemento perfecto para liberar el estrés y la presión que enfrenta con su día a día.
“Lo que me enganchó a este deporte fue la adrenalina, cuando vas en el descenso no te da tiempo de pensar en otra cosa. Soy mamá de dos niñas, estoy casada y el enduro me sirve para desahogarme, de desconectarme del estrés del día a día. Mi esposo me apoya mucho sobre todo ahora con las competencias porque no todo es maravilla, es planear quién cuida a las niñas, los viajes, el hospedaje, los tiempos de entrenamiento, las carreras”.
Por ende, sus días se han vuelto más ajetreados, ahora se debe despertar muy temprano para poder entrenar prácticamente durante toda la semana y después atender a sus pequeñas, además de apoyarlas en sus estudios.
“Mi día empieza muy temprano, 5:30 de la mañana me despierto para ir a entrenar, ya sea en el cerro a donde voy tres o cuatro días a la semana y los demás trabajo aquí, tengo mi equipo para entrenar aquí. También estoy con mis hijas, veo que se conecten a sus clases o las ayudo en sus tareas”.
Mariette Canaán es una mujer que se transformó a través del deporte, pero su evolución no solo fue en su forma física y habilidades con la bicicleta, sino también en su autoconfianza y perspectiva de que con esfuerzo y dedicación puede lograr lo que se proponga.
“Somos tan poquitas mujeres haciendo este deporte que muy rápido en las competencias te das a notar, a lo mucho en cada carrera somos doce mujeres, aunque este año abrieron la categoría amateur en femenil y eso ha jalado mucho para que más mujeres se inscriban. Te llena que en cada carrera te echen porras, que a mí ya me identifican, que además de mi familia otras personas te griten, te motiven es algo muy padre”.