*En los cruceros de la ciudad de Puebla, recuerda que comenzó a bailar break dance junto a sus amigos, primero, imitando los pasos del rey del pop, Michael Jackson y luego llegaron al break
Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- Dagoberto sostiene todo su cuerpo con las palmas de la mano y mueve sus pies en el aire al ritmo de cada beat de la música que emana de una bocina que retumba, colocada sobre la banqueta del bulevar 5 de Mayo, donde antes corría el río San Francisco, y ahora en cada alto, la ciudad se inunda de breakdance.
Los automovilistas miran atentos los segundos que dura el show y la luz roja del semáforo, las piruetas sobre el aire y los pasos de Dagoberto sobre la zona peatonal de la avenida. A quienes les gusta su rutina, bajan el vidrio de sus vehículos y le regalan una moneda, a veces una sonrisa y una muestra de apoyo.
Pero él dice que no lo hace sólo para llevar algo de dinero a su casa, asegura que el esfuerzo de trabajar sobre el rayo del sol y tocar el asfalto caliente manchando sus manos de negro, es porque quiere inspirar a otros que practiquen este baile, que ya un deporte olímpico.
“Busco como tal impulsar a alguien más y motivar a alguien más a hacerlo, y que a él si se le dé a lo mejor entrar a los olímpicos. También me dedico a ganar alguna moneda y un poquito de economía en lo que hago, y es algo muy bello”.
Dagoberto nació en Guerrero, pero lleva 12 años viviendo en la ciudad junto a su familia. Recuerda que comenzó a bailar break dance junto a sus amigos, primero, imitando los pasos del rey del pop, Michael Jackson y luego llegaron al break.
Sabe que esta práctica se relacionaba con el pandillerismo y que después se convirtió en parte de la cultura que se ha extendido poco a poco en el país.
En Puebla –asevera—todavía no es así, por eso está en las calles, para que alguien más, tome las oportunidades que ahora tiene al poder bailar este tipo de música.
“Hay muchos chavos que bailan este género que se van ir a las olimpiadas, me gustaría que fueran de aquí de Puebla, que tengan esta cultura y crezca, porque hay más oportunidades para ellos que los que nosotros”.
No todo es fácil, pasar mucho tiempo en el crucero no es una opción, pero en esta esquina del bulevar y la 4 Oriente, donde está Dagoberto, ya tiene su público, unos que sí lo aprecian y le llegan a aplaudir, y otros mal encarados que lo ignoran.
“Algunos sí me aprecian y otros que me ven mal, nos encontramos de todo, hay gente que te aplaude, unos que te dicen que mejores, lo tomo bien”.
Dagoberto tiene 10 años que baila break dance, empezó a mostrar sus pasos en la calle junto a unos amigos que ahora ya no lo acompañan, pero lo sigue disfrutando como aquella primera vez.
“Yo lo hago porque hago lo que amo, me gusta que la gente me vea, no tendría caso (que no lo vean bailar), es un arte”, sostiene.