Capilla, génesis de la Angelópolis

*El ex convento asentado en la capital poblana, donde vivió Sebastián de Aparicio,  conecta con la “Plaza de las Trinitarias” y uno de los túneles subterráneos de la ciudad

Jaime López

Puebla, Pue.- A unos pasos del mercado de comida típica El Alto, muy cerca de donde decenas de mariachis practican sus “gorgoritos”, se encuentra una de las joyas históricas y arquitectónicas de la capital poblana:  el ex-Convento de San Francisco, donde vivió el beato Sebastián de Aparicio, al que algunos le atribuyen la realización de milagros o favores extraordinarios.

La historia del lugar es tan antigua como la fundación de la ciudad, fue en 1585 cuando se concluyó, posteriormente se convirtió en una fábrica de talavera.

En la entrada se observan los vestigios de las columnas industriales, pero también una cruz de madera de mediana estatura, presuntamente forjada en el marco del asentamiento de los franciscanos.

Todavía más adentro, se perciben las ruinas del ex convento, como la capilla y el dormitorio donde pernoctaba Sebastián de Aparicio.

Algunos visitantes no evitan esconder su admiración por conocer parte de la historia de la Puebla Antigua, que recientemente fue recuperada por el gobierno estatal.

Otros más aprovechan para sacarse las “selfies” del recuerdo, porque el lugar es un innegable atractivo visual, que en algunos momentos sirvió como locación para algunas producciones fílmicas.

El ex convento en donde vivió Sebastián de Aparicio conecta con la “Plaza de las Trinitarias” y uno de los túneles subterráneos de la ciudad, el cual a su vez desemboca en los antiguos Lavaderos de Almoloya.

Los lavaderos datan del siglo XVIII y lucen funcionales o preparados para ser usados nuevamente. De hecho, hay familias que bromean al respecto, prometiendo que cuando regresen traerán a lavar sus docenas de ropa sucia.

Recorrer los cimientos de las habitaciones franciscanas y los lavaderos es sinónimo de revivir la memoria de la Angelópolis, una que no puede negar sus orígenes espirituales y profanos.

También representa un viaje a los primero barrios que se fundaron en Puebla y un redescubrimiento de su pasado.

 

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