*En la paredes del recinto del Instituto Tecnológico de Monterrey, otra forma de ver al mundo, desde el presente y ya no desde lo que una vez fue
Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- El museo no resguarda entre sus paredes piezas arqueológicas invaluables, ni tampoco vestigios de la sociedad que algún día habitó la tierra. Habla en sí, del cambio climático, del tiempo que corre en contra de los habitantes del planeta y de la contaminación de un río que muere lentamente.
Se trata del Museo Urbano Interactivo del Instituto Tecnológico de Monterrey, ubicado sobre la 4 Norte número 5, otra forma de ver al mundo, desde el presente y ya no desde lo que una vez fue.
En la primera sala se expone Climate Terror Survivel Kit, en el que puedes ver el alcance de los daños al planeta: la quema de combustibles fósiles que libera gases que actúan como un invernadero alrededor de la tierra, atrapando el calor y afectando el clima.
También hablan del dióxido de carbono, del cual la atmósfera[CM1] ya se ha saturado, lo que se refleja con un clima, cada día, más extremo. Entre las explicaciones de lo que ocurre con el planeta, también hay pantallas planas, con videos explicativos.
Los gráficos en las paredes de las salas nos muestran qué es lo que se hace a nivel global para ir conteniendo estos efectos en el planeta.
Además, hay códigos QR para ver cómo es el nicho ecológico de una planta desde tu celular, un trabajo gráfico inmersivo, una forma diferente de vivir un museo.
Las salas están llenas de otros experimentos y trabajos científicos que han desarrollado estudiantes y profesores de diferentes disciplinas. Uno de ellos los bioingenieros que explican a través de una pantalla las posible soluciones que se le puede dar al cambio climático.
Otra pieza en las salas es la generada por especialistas que estudian el río Atoyac, en la que intentan mostrar cómo la actividad humana ha contaminado su propia agua.
Para ello, muestran al visitante imágenes hechas en tiempo real con una técnica de grabado baterías autóctonas del cuerpo de agua del río.
Entre ellas –nos dicen—es posible identificar la Geobacter, cuyo metabolismo libera electrones que purifican el agua. Son estas bacterias que a través de un proceso revelan la historia del río.
Le llaman la arqueología del terror, ya que de esta forma se traduce la historia de la catástrofe sufrida por el afluente.
En la última parte es posible observar maquetas de casas que han diseñado arquitectos para darle solución a varias problemáticas a las personas de distintas partes del país, desde aquellos que aún conservan animales de granja en la mancha urbana en Ciudad de México, hasta los pescadores en las zonas costeras.