Del ballet a las tacleadas

*La vida de Alma Jiménez parecía destinada al ballet, hasta que conoció el rugby y cambió los movimientos delicados por las tacleadas hasta convertirse en una de las mejores jugadoras del país

Antonio Zamora

Puebla, Pue.-  Antes de conocer el rugby, Alma Jiménez se reconocía como fresita, le encantaba maquillarse y vestirse bien, pero en una práctica acabó enlodada y ahora defiende con fiereza el ovoide.

Dejó las zapatillas por los zapatos con tachones, ya no se preocupa por los movimientos delicados y las elevaciones exquisitas del baile, ahora piensa en cómo ganar la posesión de la pelota durante un scrum.

“En mi primer entrenamiento de rugby me fue muy mal, había llovido. Yo en ese momento era muy fresita, me gustaba arreglarme mucho, maquillarme, vestirme bien y que todo combinara, pero llegué a un deporte que es agresivo y ese día una niña me tacleó, me enlodé y terminé como todo lo contrario a lo que yo era porque me dieron una arrastriza de tacles, pero así aprendí, me gustó y me quedé”.

Cuando era niña, sus papás la quisieron inducir por el camino del ballet, pero nunca la llenó, su gusto estaba en el contacto, en la rudeza, y si bien primero intentó con la natación, fue hasta su etapa universitaria que se convirtió en rugbier.

Después de que un amigo le presentó el juego del que se iba a enamorar, evolucionó muy rápido pues al año siguiente se convirtió en seleccionada estatal e hizo historia al contribuir en la primera medalla para Puebla en una Olimpiada Nacional.

“El primer equipo que tuve fue Lobos BUAP que entrenaba en CU, ahí estuve año y medio, comencé a desarrollarme, fue un tiempo muy bueno porque conocí lo básico, me dieron la introducción y gracias a eso me llamaron a la selección poblana para una Olimpiada Nacional, era la primera vez que Puebla participaba en el deporte y logramos plata perdiendo la final ante Jalisco, que eran las campeonas vigentes”.

El rugby es un deporte que normalmente se juega con quince elementos, aunque hay modalidades de diez y siete, que se creó en Inglaterra hace casi dos siglos, y que de a poco ha ganado relevancia en México, siendo Alma una de las pioneras en la Angelópolis.

“Después me llamaron a Selección Nacional para ir a un try out, entonces todo eso me hizo ir creciendo, ampliando mi panorama, me di cuenta que el deporte era mucho más grande, con más desarrollo por delante del que yo pensaba”.

En el terreno de juego su posición es de centro, de wing o de line out, en una versatilidad que le permitió ser una de las referentes en la Selección Nacional que logró en 2017 la que hasta el momento es la única clasificación a un Mundial de rugby para un representativo mexicano, aunque fue una felicidad a medias.

“La clasificación al Mundial de sevens fue un medio sueño hecho realidad porque ganamos el RAN (Rugby Americas Norths), en el proceso de clasificación yo estaba muy dedicada, estuve en todos los juegos, concentraciones, campamentos, pero al final por una situación externa no pude ir al mundial, no me convocaron, y la verdad es que me quedé con muchísimas ganas de ir, pero al ver a mis compañeras jugar contra Nueva Zelanda, los mejores en el mundo, para mí fue un logro el saber que fui parte de ese momento aunque no estuve ahí”.

Aunque sigue muy ligada al rugby, también ha emprendido un proyecto bajo el nombre de Alma Sports, para explotar su imagen como deportista con la intención de incentivar a la población para adentrarse a un modo de vida sano basado en el ejercicio y la buena alimentación.

Cuando ella se preparaba para desarrollarse en la Comunicación y estaba más cerca de ser cantante que deportista, apareció un juego que la impactó a tal modo que le dio un giro de 180 grados.

“Yo creo que mi vida sería muy distinta sin el rugby, seguramente estaría haciendo algo que me gusta, pero nada como hacer lo que te apasiona. A lo mejor me hubiera metido más a la onda de la música, me gusta cantar, mis papás fueron cantantes de música clásica, cuando era chica los escuchaba, yo era lirica, no tome clase, pero llegué a trabajar en eso, entonces hubiera tomado ese camino, pero la verdad el rugby cambió mi vida, le dio un giro de 180 grados a mi vida, no dejo la música, pero priorizo ahora el deporte”.

 

 

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