Hotel Colonial, vestigio revolucionario

*Inaugurado en 1862, el antiguo Hotel Jardín, que cambió de nombre a Hotel Colonial en 1935, sigue funcionado como hospedaje y mantiene algunos detalles de su época revolucionaria

Antonio Zamora

Puebla, Pue.- “La Democracia es el único camino para llegar al poder”, con esas palabras Francisco I. Madero, presidente mártir del país, se dirigió a los poblanos por primera vez el 14 de mayo de 1910, meses antes del inicio de la Revolución Mexicana. Y lo hizo desde el balcón de la habitación 101 del Hotel Jardín, hoy llamado Hotel Colonial.

Ubicado en la calle 4 Sur número 105 en Centro Histórico de la Angelópolis, justo frente al edificio Carolino de la BUAP y la Iglesia de la Compañía, el inmueble fue escenario de uno de los primeros discursos públicos del político revolucionario.

La construcción es parte de los planos de la ciudad desde el siglo XVII, aunque funciona como alojamiento desde 1862 y a casi 112 años del llamado de Madero, hoy el antiguo Hotel Jardín, que cambió de nombre a Hotel Colonial en 1935, sigue siendo hospedaje y mantiene algunos detalles de su época revolucionaria.

Si bien la Plazuela de la Democracia, espacio entre el Hotel y la Iglesia de la Compañía, es una de las zonas con mayor afluencia en el primer cuadro de la ciudad, pocos turistas y sobre todo pocos poblanos se detienen a leer el texto que hay sobre la lápida que hay al costado del histórico balcón, colocada en 1916, la cual venera las palabras que soltó Madero.

Por si fuera poco, ofrece sus servicios con artículos con más de 100 años de existencia, por ejemplo, para ascender o descender por sus cuatro pisos, utilizan un elevador que los empleados del lugar deben aprender a manejar con manivela.

En la recepción cuentan con un teléfono que para marcar los números deben darle vuelta a un pequeño disco que lleva al centro.  Además, su servicio postal aún lo reciben en un pequeño buzón de hierro.

En la recepción llama la atención un libro de gran grosor en el que están anotados quienes se han alojado ahí y saltan una infinidad de nombre de personalidades entre presidentes de la República, gobernadores, actores, actrices y compositores.

Pero como al hombre se le conquista con una buena comida, el tradicional menú que ofrece su restaurante también es un punto obligado de visita para cualquiera que llega por primera vez a la ciudad, sobre todo el mole poblano, el cual es imitado en otros lugares, pero sigue siendo inigualable.

Ni con la Revolución, ni los sismos y tampoco las movilizaciones sociales de la ciudad en el siglo pasado, habían podido detener su actividad, pero en mayo del 2020, la pandemia de Coronavirus obligó a la heredera del edificio, María Luisa Ortiz de Montellano del Puerto, a cerrar sus puertas, aunque apenas unos meses después, debido a la demanda turística, reabrió y así se ha mantenido hasta el momento.

Dentro del Hotel Colonial todo es historia, cada artículo, cada accesorio, cada rincón tienen algo qué contar, las vajillas, los picaportes, los secreteres de madera tallada, las sillas de cuero y remaches metálicos, y hasta los lavabos de mármol y escritorios con estatura de museo es un pedazo de la historia de Puebla.

 

Compartir: