*Desde la Sierra Norte, Cynthia Martínez Zuviría borda muñecas artesanales bautizadas como Nakú, corazón en lengua totonaca, la cual busca rescatar tradiciones y darle identidad a la región
Carolina Miranda
Puebla, Pue.- Bordar nuestras raíces y revivir la infancia el motor que impulsa a Cynthia Martínez Zuviría a confeccionar la línea de muñecas artesanales que representan a las mujeres de la Sierra Norte de Puebla.
Llevan por nombre Nakú, qué significa corazón en lengua totonaca y que le hace justicia a la forma de su boca. Ellas son parte de la línea Zumahya, enfocada en rescatar y preservar los bordados tradicionales de Xicotepec de Juárez, Naupan, Huauchinango y Tlaola.
Las pequeñas representaciones de la mujer indígena tienen grandes ojos, largas pestañas, rostros chapeados y cabello negro y trenzado. Cada parte de su cuerpo está elaborado de manta y visten un traje típico de la zona, a la imagen y semejanza de las mujeres que la habitan. La blusa es cosida por artesanas bordadoras con la técnica de hilván y pepenado con la misma dedicación que le darían a una prenda de tamaño normal.
Las mujeres retratan, en la iconografía de los bordados, lo que observan en su entorno, desde flores, estrellas, pájaros y toda la belleza y riqueza que sus ojos alcanzan a ver de su comunidad.
En ocasiones, se apoyan de la máquina de pedal para crear las figuras. Sin embargo, ellas van dándole forma gracias a su cosmovisión y a la habilidad que brota de sus manos.
Gestar una muñeca de trapo es un proceso arduo y extenuante que se lleva entre una y dos semanas, donde la vista es la que carga con el mayor peso y el corazón la mayor satisfacción, pues se ven reflejadas en sus creaciones y con ello enaltecen su propia historia.
Todo el material se produce en la región, por lo que ayuda a los pobladores a seguir engranando la economía local. Y para que los clientes sepan que se llevan una pieza original, Nakú contiene un certificado que tiene el visto bueno de la Secretaría de Cultura de Puebla.
Nakú ha salido de los municipios y ha viajado en manos de los clientes hasta Argentina, España y Estados Unidos. En el país fronterizo es apreciada por los connacionales, quienes la atesoran porque extrañan su tierra, sus tradiciones, sus hogares y a sus familias.
Pero los poblanos y turistas nacionales no se quedan atrás, ya que también son asiduos compradores, quienes se llevan a su casa horas de esfuerzo y devoción por las tradiciones.
Cynthia alaba la actitud de compromiso hacía los bordados ancestrales, pues son reconocidos en todo el mundo y espera que los mexicanos se sientan orgullosos y se reconecten con ellos.
El objetivo es hacer que la muñeca de trapo regrese a ser el juguete principal de las y los niños, pues pareciera que fuera ayer cuando nuestras abuelas o madres nos contaban cómo jugaban con ellas ante la falta de juguetes de plástico o videojuegos, los cuales actualmente predominan el mercado.
El trabajo, el esfuerzo y la dedicación de las bordadoras es un arte y cómo tal, Cynthia Martínez espera que sea reconocido, por lo que recomienda no regatear los precios a los artesanos, ya que sus productos son elaborados manualmente y conllevan un afanoso trabajo por detrás.
Esto lo sabe porque lo vive a diario con su mamá, la señora Guillermina Zurivía Gómez, quien también pasa sus días bordando blusas, huipiles y accesorios, los cuales oferta a través de su propia marca llamada “Maki”.
El objetivo de “Nakú” no es sólo convertirse en la muñeca favoritos de las niñas y los niños, también en ser una artesanía que represente a los municipios de Puebla que no cuentan con una distinción más allá de la gastronomía y zonas turística.