*Nacido en Teziutlán, jugó año y medio en la Premier League de Líbano, país de sus bisabuelos y a donde llegó obedeciendo su herencia de aventurero
Antonio Zamora
Puebla, Pue.- Las groserías en árabe que le enseñaba su abuela y los platillos exóticos que le preparaba, eran la única referencia que tenía de su ascendencia, pero Alfredo Juraidini nunca se imaginó que el futbol lo iba a llevar al país de sus raíces, a jugar en la inhóspita Premier League de Líbano.
Sus abuelos nacieron en el trayecto que hicieron sus bisabuelos desde Medio Oriente hacia México; asentaron su familia en la sierra norte de Puebla, en Teziutlán, donde los Juraidini crecieron y entre ellos estuvo Alfredo, a quien siempre le llamó la atención la pelota, pero también la aventura.
“Este espíritu aventurero yo creo que viene de mis abuelos, porque ellos son muestra de cómo los libaneses se mueven, que no se quedan parados y siempre buscan lo mejor. Ellos nacieron en el trayecto a México desde Líbano, mi abuelo tiene familia allá, aunque formó toda su descendencia en Tezitulán”.
‘Jura’ heredó la inquietud de sus antepasados, pues apenas siendo un adolescente y con el sueño de convertirse en futbolista profesional, dejó su municipio y se fue a vivir a Pachuca para sumarse a la Universidad del Futbol, aunque esa misma hiperactividad hizo que dos años después se mudara a Toluca y cuando tenía 17 años regresó a su estado, pero a la capital, donde se sumó a las filas del Puebla de la Franja.
Su convicción lo hacía destacar en los entrenamientos, era el mejor en las pruebas físicas que hacían los camoteros durante las pretemporadas, pero lamentablemente no recibió las oportunidades que esperaba ya que si bien pudo debutar en 2013, no tuvo la regularidad necesaria y debió dejar la institución en 2017, a la guarda en su corazón.
“Siempre fue un orgullo desde que me vine a jugar aquí, un orgullo representar al Puebla y siempre estoy al pendiente del equipo, ver que hay una estructura muy importante, y qué bueno que estén ahí metidos, les va a ir bien y me da gusto”.
Después del Puebla siguió picando piedra y tuvo su primera experiencia en el extranjero con un paso fugaz por Paraguay, además de que pudo jugar en el extinto Ascenso MX, hasta que en 2018 le llegó un inbox a su Facebook que si bien en primera instancia lo tomó como una broma, terminó por llevarlo a la mejor experiencia de su vida.
A través de sus redes sociales, lo contactó un representante que, sabedor de su origen libanés, lo invitó a jugar a la Primera División de este país que está ubicado en el Medio Oriente, oportunidad que después de meditar aceptó dejando todo lo que conocía en México para hacer el viaje de 15 horas hacia su nuevo destino.
“Fue una experiencia de vida buenísima, no podía perder nada, iba a ganar experiencia y fue inolvidable, obviamente que el futbol es lo más importante, pero también las experiencias personales me marcaron para siempre porque fue bonito conocer otra cultura, otro idioma, eso nos exigía salir en nuestra zona de confort en México y el viajar lejos de casa fue todo un reto y fue una experiencia que me hizo crecer en todos los sentidos”.
Jura estuvo año y medio en la tierra de sus ancestros, la cual solo conocía por las historias de sus abuelos, las groserías que le enseñaba su abuela y la comida que le preparaba. En ese lapso vivió un futbol diferente y pudo jugar en los equipos Salam Zgharta y Al-Ansar, el cuadro más popular y ganador.
“Yo de Líbano tenía referencia principalmente de la comida y la verdad sí es la mejor del mundo, es impresionante, sobre todo con el sazón de mi abuela. Cuando era niño ella a veces me hablaba en árabe, sobre todo groserías, aunque de toda mi familia, el único que conoce Líbano soy yo”.
Los problemas sociales que se desataron a finales del 2019 en Líbano, aunado a la crisis por la pandemia en los primeros meses del 2020, lo obligaron a desistir de la aventura y regresó a México, donde sigue peleando por sobresalir en el futbol en la Liga de Balompié Mexicano.
“Creo que ha sido puro aprendizaje, retos en mi vida constantemente y hubo momentos en los que batallé, no veía por donde otra oportunidad, pero siempre salía con actitud positiva, con mi trabajo que me caracteriza y mi compromiso con disciplina, creo que en eso no me arrepiento en nada porque he dado todo y estoy muy feliz con lo que he logrado, con lo que he aprendido y en la personalidad que se ha formado de batallar desde hace ya varios años”.