El pulmón del bulevar 5 de Mayo

*El Parque Juárez comenzó a forjarse hace más de cuarenta años y abarca seis calles, de la 31 a la 43 oriente en la capital poblana

Jaime Carrera

Puebla, Pue.- Una tarde de juegos, un beso inesperado o un picnic bajo las copas de los árboles conectan a los poblanos con la naturaleza en el pulmón verde del bulevar 5 de Mayo: el Parque Juárez.

Un importante centro recreativo que comenzó a forjarse hace más de cuarenta años con unos pequeños palos con apenas unas cuantas hojas convertidos hoy en gruesos y robustos troncos.

La vida transcurre diferente en sus largos senderos, con plantas arbóreas y arbustos que durante las últimas cuatro décadas se han convertido en testigos vivos del crecimiento de una ciudad en cuyos parques se enmarcan amores perdidos, abrazos infinitos y despedidas repentinas, así como todo tipo de actividades deportivas debajo de las ramas que en lo alto se entrelazan entre sí para brindar sombra.

Un pino al centro de un espejo de agua, un eucalipto en el camino rumbo a una zona de juegos infantiles y el imponente monumento a Benito Juárez al centro del parque que abarca seis calles, de la 31 a la 43 oriente, son parte de una atmósfera que según la temporada del año se pinta de diferentes tonalidades de verde o amarillo, o que por el contrario, se empalidece cuando los árboles renuevan su follaje.

Recorrerlo de principio a fin no es sencillo, a cada momento dan ganas de detenerse y admirar un ave, un insecto o simplemente, la gente se paraliza para sentir la brisa del aire fresco que arrulla a los árboles al inyectar oxígeno puro a la zona con una muy transitada vialidad donde hace muchos todo era diferente, sin modernidad ni contaminación auditiva. Por ello, hoy, el Parque Juárez sigue siendo un escaparate.

Del lado sur del sitio, una serie de coloridos murales conforman una galería de arte, un museo al aire libre con retazos de talento, pero de entre todos hay uno de un jugador de baloncesto con la leyenda: “Luison, campeón nacional 2013”, inaugurado como parte de una remodelación del parque en honor a Luis Gómez López, egresado de la Udlap quien falleció en julio de 2016 tras una larga lucha contra el cáncer.

A un costado de ese mural, hay canchas de baloncesto que por las soleadas tardes y los fines de semana es ocupada por jóvenes amantes del deporte, en su alrededor, otras personas trotan y en los juegos infantiles abuelitos acompañan a sus nietos en medio de una convivencia familiar que resurge en todos aquellos que ingresan al Parque Juárez, todo un ícono y punto obligado de reunión para los poblanos.

A la par del crecimiento de los árboles de este recinto, la zona se transformó. Atrás quedaron añorados establecimientos de Plaza Dorada como Almacenes Rodoreda y Gigante, hoy sustituidos por otras tiendas departamentales o supermercados, recuerdos que quedaron registrados en fotografías propiedad de la familia Molina y difundidas por “Puebla Antigua”, página dedicada a difundir el patrimonio de la ciudad.

Ruido y quietud, pasado y presente, éxtasis y sosiego, todo eso y más representan parques como el Juárez en la ciudad de Puebla, que desde sus verdes entrañas contribuye a restaurar el bienestar de sus visitantes, que sensibiliza a quienes se detienen a dar un beso o un abrazo, a quienes se dan un lapso para apreciar los rayos de sol que bañan las copas de los árboles, o que simplemente acuden a charlar con la naturaleza.

 

 

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