*Junto con los Lunes de Arena Puebla, las cemitas de milanesa, el manjar poblano también es un incentivo para ir al coloso de la Colonia El Carmen
Antonio Zamora
Puebla, Pue.- Fueron diecisiete meses de silencio, sin mentadas de madre, sin gritos de la porra y sin el inconfundible sonido del comal friendo la milanesa que lleva las famosas ‘cemitas de las luchas’, pero esa ausencia por fin se terminó.
El lunes volverá a ser Lunes de Arena Puebla, porque luego de su última función el 9 de marzo del 2020, el pancracio por fin se pudo levantar de la lona a donde lo mandó el coronavirus, esa enfermedad que tiene todavía azotado al mundo.
El coso de la 13 oriente y la 4 norte regresará a la vida, los mascareros volverán a montar su puesto para ofrecer las tapas de los mejores luchadores del país, esas incógnitas que guardan celosamente la identidad de los guerreros que despiertan pasiones arriba del ring.
Y si bien el regreso de las luchas a su catedral poblana es un agasajo para varios, el cuerpo no vive solo de adrenalina, también se tiene que deleitar al paladar y por eso la vuelta del manjar poblano también es un incentivo para ir al coloso de la Colonia El Carmen.
Este platillo está armado con pan de cemita, milanesa de pollo, de cerdo o de res, abundante quesillo, jitomate, cebolla, rajas muy picosas y el toque que las hace distintas a las cemitas convencionales, las papas, tú eliges si son fritas o hervidas.
Las de ‘La Güera’, las del ‘Gordo’, o cualquiera de las opciones que hay afuera de la Arena son ideales para comerlas, aunque hay una especial, la que pertenece a la familia de King Jaguar, el rudísimo que antes de hacer de las suyas en el cuadrilátero, debe dejar montado todo para la vendimia.
“Mi esposa y mi suegra venden cemitas en un local afuera de la Arena Puebla y ahora también nos vamos a preparar para reabrir con el regreso de las funciones, entonces por eso también nos da gusto que ya pueda haber actividad de nuevo. Antes de entrar a luchar yo ayudo a descargar todo lo que necesitamos y meterlo al local, ya después me voy como una hora antes de las nueve para prepararme y ya meterme a los vestidores de la Arena”, dice a la distancia este luchador que protagonizó en 2015 perdió su máscara en un Aniversario de la Arena Puebla.
Y justamente el inmueble que fue fundado en 1953 acaba de cumplir años, llegó a los 68 años de existencia el pasado 18 de julio, pero lo hizo en la penumbra, con sus puertas cerradas, algo totalmente diferente a lo que se acostumbraba antes de la pandemia, cuando todo el mes era de funciones especiales con combates de alarido.
Por eso la emoción y la tradición regresarán con fuerza, los costalazos se festejarán aún más, los vuelos de los luchadores causarán aún más impresión, la porra ruda y la técnica gritarán con más fiereza que nunca.
Tendrá cosas diferente este regreso, todos los asistentes deberán portar cubrebocas, el aforo estará limitado al 30% de su capacidad, no habrá venta de alimentos ni bebidas dentro del inmueble, se necesitará sana distancia, pero el furor ese se mantendrá tal y como era hasta antes de ese olvidable marzo del 2020.