*En el edificio Arlanza, a espalda de la Catedral Metropolitana, cuatro murales del artista tlaxcalteca Desiderio Hernández Xochitiotzin
Carolina Miranda
Puebla, Pue.- En medio del bullicio que generan los poblanos y la inmensa Catedral, se encuentran los murales del artista tlaxcalteca Desiderio Hernández Xochitiotzin. Los cuatro paneles de talavera plasmados en la construcción son un recorrido por la historia de Puebla.
En el edificio Arlanza, ubicado en la esquina de la 3 poniente y 16 de septiembre del Centro Histórico de Puebla, unos segundos bastan para poder observar la obra de arte.
Generalmente las miradas de los poblanos y turistas se dirigen a la iglesia más grande de la ciudad, lo que tal vez no sepan es que a sus espaldas se encuentra la obra de uno de los últimos muralistas de México y fundador de la escuela de arquitectura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
El inmueble, construido por el despacho Mastretta Pavón actualmente alberga una tienda de ropa, donde año tras año los padres de familia compran los uniformes escolares para el regreso a clases. Pero no siempre fue proveedor de la vestimenta de los pequeños, pues anteriormente fue el banco capitalizador.
El primer mural, realizado en 1953, es Cuetlaxcoapan, donde se estableció la ciudad y que en náhuatl significa “lugar donde cambian de piel las víboras”. Dos serpientes, verde y azul, se entrelazan entre los volcanes y el agua que rodean el valle, al mismo tiempo que mudan su recubrimiento para darle paso a un nuevo ser.
El segundo es la época colonial, donde dos ángeles fornidos con el cabello castaño, rubio y rizado, sostienen un pergamino con el salmo noventa en latín qué dice: “porque él mandó a sus ángeles que cuidasen de ti; los cuales te guardarán en cuantos pasos dieres”, el cual también se encuentra en el escudo de la ciudad, según el Archivo Histórico de la BUAP. Fue colocado el mismo año.
El tercero se refiere a la industria textil, elaborado en 1955. En el centro se posa un trabajador sosteniendo unos hilos con sus manos. Las hebras pasan por sus puños transformándose en telas, que representan la mano de obra y la manufactura poblana. En cada extremo se encuentran los trabajadores del campo y la producción.
El cuarto corresponde al banco capitalizador y fue plasmado en 1956. En el extremo izquierdo un hombre cultiva una planta en el campo, otro se encuentra montado en un tractor que nos dirige a una familia que le da la bienvenida a un nuevo ser. Otro de traje verde señala con su dedo una gráfica de barras con los meses del año y decenas de trabajadores que ingresan a la producción. En medio del mural está una caja fuerte y dos relojes de arena que representan el ahorro.
A pesar de ser una obra elaborada por un artista tlaxcalteca, los poblanos dejaron su huella, pues puede leerse que la interpretación estuvo a cargo de Jorge Cacho, María de la Paz y María Isabel Guevara, encargados de la fábrica “La Trinidad, ubicada en la 20 Poniente 305 de la capital poblana y propiedad de Margarita Guevara, lugar donde se forjó la talavera que le dio vida al edificio.
El inmueble es testigo y un recuerdo tangible de la historia de Puebla, un recuerdo que en ocasiones pasa desapercibido y que otras logra ser apreciado por aquellos que se sientan en las orillas de la Catedral a esperar una cita, a descansar luego de un largo recorrido o a pensar el rumbo de su vida.