*En el Pueblo Mágico de San Andrés Cholula, a unos pasos de la pirámide más grande del mundo, la Iglesia Maradoniana de México
Antonio Zamora
San Andrés Cholula, Pue.- El escritor uruguayo Eduardo Galeano lo describió a la perfección, decía que era un Dios sucio, pecador, el más humano de los seres celestiales, y así es cómo ven a Diego Armando Maradona en la Iglesia Maradoniana de México; la segunda en su estilo en el mundo y que no podía tener mejor sede que el pueblo de las iglesias.
En la avenida 5 de mayo de San Andrés Cholula, a unos pasos de la pirámide más grande del mundo, un nuevo centro de culto, pero culto al futbol, a ese deporte que despierta pasiones casi siempre irracionales como la de Marcelo Salvador Buchet, quien un día se decidió a montar un museo que ha despertado un interés inusitado.
“Desde que lo abrí a la fecha no ha habido día que no entre gente, vienen de todos lados, incluso de otros estados solo para conocerla”, comenta Buchet con mate en mano, su playera de Boca Juniors puesta y viendo de reojo una de las pantallas que tiene el sitio en donde se reproducen sin cesar videos del Diegote.
Maradona fue un futbolista que se convirtió en un ícono en Argentina, pues con sus goles y regates le dio alegrías al país que con nadie más conoció, pero también supo ser polémico y recibió múltiples críticas sobre todo por sus adicciones.
Hay pocos personajes en el mundo que generen una división de opiniones: o lo amas o lo odias, pero los que lo aman lo hacen desenfrenadamente a tal grado que en la ciudad de Rosario, provincia argentina, está la que hasta ahora era la única Iglesia Maradoniana, donde hacen misas a su nombre y en donde incluso bautizan y casan bajo la palabra del ‘Pelusa’.
Pero el templo cholulteca es diferente, ahí desde que pones un pie en el pasto artificial que cubre todo el piso del lugar y ves las sillas cubiertas por playeras de futbol con las que simulan ser los reclinatorios de una iglesia o las decenas de fotos del ‘Cebollita’, sabes que ahí no vas a adorar a nadie, ahí vas a vivir el futbol.
“No queremos faltarle el respeto a ninguna religión, aquí queremos ser más un punto de reunión a los futboleros, que incluso sea un nuevo punto turístico de Cholula”, añade el dueño mientras sostiene una fotografía gigante del jugador que fue campeón del mundo en México en 1986.
Si sigues adentrándote al lugar, es inevitable que tu atención no se centre en las fotos tamaño mural que hay de Diego en tres momentos que retratan su vida: una junto a Fidel Castro, otra junto al Papa Juan Pablo Segundo y una más con Lionel Messi, el que para algunos es su sucesor, pero que para otros no se puede comparar con el autor de la mano de dios.
Avanzas y te das cuenta que la idolatría por este futbolista es cosa seria pues hay una playera firmada por él protegida por un cristal grueso, además de una réplica de la Copa del Mundo que levantó en el estadio Azteca después de que se la entregara el entonces presidente mexicano Miguel de la Madrid tras ganarle la final a Alemania. Pero el momento cumbre de tu recorrido se da cuando llegas a una pileta de bautizo.
“Aquí vamos a hacer los bautizos”, aclara Salvador al tiempo de darse cuenta que la veladora está apagada, entonces la prende y se la pone frente a la playera de la selección argentina con el diez en el dorsal, para que esa luz siga iluminando el camino del que nació en el barrio de Villa Fiorito en 1960 y murió en el 2020 de la forma más irónica, con miles adorándolo en el mundo, pero solo en su lecho.
¿Un bautismo maradoniano? Sí, cualquier persona puede ser parte de este ritual que consiste en ponerte sobre la pileta y que te mojen la cabeza para que seas reconocido como nuevo integrante de los fanáticos del que también llamaban ‘Cebollita’.
La Iglesia Maradoniana de México es todo menos una iglesia, puedes ir para conocer todos los misterios del mítico jugador, pero también para ir a probar el sabor amargo del mate, o un jugoso choripán mientras ves algún partido, incluso ir a donar alimentos no perecederos o ropa porque también se convierte en un centro de acopio, porque además de Maradoniano, Salvador Buchet hace actividad social, reparte ayuda en zonas necesitadas del país.
“La ventaja de esta iglesia es que aquí no pedimos diezmo, puedes venir, conocer del Diego, tomarte un mate, comer un choripán, donar para la gente más necesitada, aquí no vienes a rezar, vienes a disfrutar”, dice antes de dar por terminadas las visitas por hoy, porque son casi las diez de la noche y hay quienes, guiados por su curiosidad, quieren seguir entrando.