Chipilo: Italia en Puebla

*Los descendientes de los italianos que llegaron al país en 1882, lo mismo cantan una canción de Vicente Fernández que el Bón di n bón

Guadalupe Juárez

Chipilo, Pue.- Cerca de la capital del estado, hay un pedazo de Italia, un pueblito pequeño con calles pintorescas, los mejores quesos de la región y lo superior de dos países en un sólo lugar: Chipilo.

El pueblo de ascendencia italiana, que encontró su fuerza en el campo, la producción de lácteos y la elaboración de muebles, se encuentra en el municipio de San Gregorio Atzompa, en la región cholulteca, cerca de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl.

Aquí, a diferencia del resto de las comunidades de la zona, la mayoría de la población que la habita tiene ascendencia italiana, forman parte del grupo de 70 familias quienes llegaron al país en 1882, fecha en la que perdieron su hogar en tierras europeas.

Cuando arribaron a campos poblanos, los italianos hicieron cada centímetro de esas tierras mexicanas su hogar y ahora ondean dos banderas en un solo lugar, la mexicana y la italiana.

En la presidencia auxiliar, albergado por un pequeño parque, hay un monumento dedicado a los fundadores de este pueblo, instalado sobre dos haciendas San Diego Chipiloc y San Antonio Tenamaxctla.

Al principio se llamaba colonia Fernández Leal, pero en 1992 se fundó de manera oficial Chipilo de Francisco Javier Mina.

Las 500 personas que llegaron en un embarque a Veracruz, eran originarias principalmente de comunidades de Italia como Segusino Ouero, Valdobbiadene Feltre, Miane, Ligura y Lombardia.

Algunos visitantes disfrutan de un helado para refrescarse del intenso calor que hace sudar y respirar aire fresco debajo de los pequeños árboles.

“Empecemos por la principal peculiaridad, somos bilingües, aprendemos el veneto chipileño en nuestras casas y el español en la escuela y la calle, igual podemos saludar inconscientemente con un bon di!, ¿statu come? que expresar un “Ay, guey, está cabrón”, y no voy a profundizar en el delicado tema lingüístico, pero es el mejor preámbulo para empezar a entender nuestras particularidades biculturales”, reza una placa.

Los chipileños lo mismo cantan -un 15 de septiembre- una canción de Vicente Fernández que el Bón di n bón; celebran un domingo familiar un juego de la selección de Italia y portar la playera azul con orgullo.

Hay una iglesia, la parroquia de la Inmaculada Concepción, caracterizada por no ser tan adornada como las demás de la región con rasgos barrocos, sino una estructura simple, fachada blanca, con detalles rojos y una virgen guadalupana al frente, el símbolo religioso más mexicana.

Los habitantes en su mayoría son altos, rubios, con ojos azules, andan en bicicleta, en camionetas que utilizan para llegar al campo, casi nadie camina. El nombre de los negocios no están en español, la mayoría son restaurantes que ofrecen pizza, helados, lasaña y chiles en nogada.

Hoy están llenos, no hay lugar en las mesas de madera, tampoco es posible probar las pizzas que prometen ser las mejores que un paladar en el país puede probar.

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