*Por más de 30 años, el Museo Nacional de Ferrocarriles Mexicanos resguarda entre sus muros la historia de un país que se movió sobre rieles
Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- Viajar en el tiempo es recorrer los vagones de las locomotoras que cruzaban el país hace años y que hoy permanecen en un rincón de Puebla.
En el Museo Nacional de Ferrocarriles Mexicanos se resguardan los trenes que en el pasado trasladaban a pasajeros y no sólo mercancías. Hoy evocan épocas pasadas desde el barrio de San Miguelito.
Entre los pasillos, ahí, en medio de la lluvia o el sol, los rieles ayudan a dar el primer salto en el tiempo: una parada a 1912, con la locomotora de vapor N de M-601, un tren negro que forma parte de máquinas locomotoras más antiguas que se preservan en México.
El ferrocarril fue fabricado por la compañía alemana Orenstain & Koppel en 1910, la firma también vendía carros para haciendas, calderas de vapor para minas, fábricas y talleres de ferrocarriles.
Era utilizado para mover y acomodar carros y máquinas en los talleres, podía empujar hasta 380 toneladas y tardaban hasta una hora para encenderla.
Caminar entre los ferrocarriles traslada a lo que fue el mundo de los ferrocarrileros, maquinistas, fogoneros, conductores, garroteros, mecánicos, fundidores y telegrafistas.
La mayoría había heredado su oficio de su familia y añoraban que sus hijos y nietos se dedicaran a lo mismo por más generaciones.
Bajar y subir entre los vagones y recorrer los rieles te permiten viajar a otra fecha, a 1917 con la locomotora construida en Alemania, la máquina 601. Esta tenía un tanque especial que funcionaba con combustión de aceite.
Este tipo de locomotoras eran utilizadas para trabajos de patio ligeros, en empresas y usos agrícolas y en talleres para mover equipo en recuperación.
Antes de convertirse en un museo, la historia nos remonta a 1946, cuando el entonces presidente Benito JUárez inauguró el 15 de septiembre la primera estación del tren, 26 años después cerró y fue hasta 1960 que abrió sus puertas para el transporte de pasajeros.
En 1974 cerró y, así, se quedó atrás una era en el transporte y una etapa en el estado.
El museo fue abierto desde el 5 de mayo de 1988 y por más de 30 años contiene entre sus muros la historia de un país que se movió sobre rieles.
Hay 60 unidades rodantes de diversas clases y épocas del país, cinco máquinas de vapor, cinco máquinas de diésel y electricas, una máquina eléctrica, dos máquinas de vapor de vía ancha que todavía funcionan.
Las locomotoras y las vías no son el único vestigio de esta parte de la historia en el país, a lo largo de los años se ha acompañado de otras actividades de recreación, libros, música y antes de la pandemia se podía echar un vistazo al interior de los vagones.