Santa Bárbara, el jardín silencioso

*En la colonia Santa Bárbara, rodeado de casas coloridas y situado cerca de una iglesia colonial, una barrera contra el ruido y bullicio de la ciudad

Guadalupe Juárez

Puebla.- En un pequeño jardín, lleno de sombra y gotas de agua que resbalan sobre sus hojas cuando la lluvia cubre la ciudad, hay paz. El bullicio de la ciudad no atraviesa los troncos de los árboles y el repique de las campanas es más lejano.

El agua de la fuente que se encuentra en el centro del jardín está escondida entre arbustos verdes, el camino hacia ella está marcado con las hojas que cayeron de las jacarandas.

En la Avenida 2 Oriente y 32 Norte hay un pequeño jardín en la colonia Santa Bárbara, rodeado de casas coloridas y situado cerca de una iglesia colonial, de esas que abundan en Puebla. El color verde de los árboles contrasta con los muros rosas y morados de algunos inmuebles aledaños.

Hay casas rosas con puertas azules y un pasillo por el que puedes cruzar y admirar los vívidos colores del sitio. Las calles son empedradas y es posible ver desde cualquier punto la capilla que fue construida sobre terrenos de un molino colonial.

En 1902 la calle era conocida como calzada de Santa Bárbara o el Antiguo Camino de Cuauhtinchán, una avenida con muchos problemas, cuando uno de los vecinos quiso levantar una barda y apropiarse de la vía pública.

A un lado está la iglesia de Santa Bárbara, una “joya arquitectónica” que se terminó en el siglo XVI, situada en la orilla del río Alseseca.

Es considerada un tesoro en la arquitectura poblana por su aspecto colorido, sus dos campanarios y los pináculos que sobresalen de sus muros, revestidos de azulejo y ladrillo.

La capilla, como era conocida, formaba parte de un corredor desde el Barrio de la Luz o de Tepetlapa, los terrenos de la ladrillera Nazaval y se convirtió en el paso obligado de pueblos ganaderos que abastecían de carne a la ciudad, como Amozoc y Cuautinchán.

La fachada de la iglesia está catalogada por el Instituto Nacional de Historia y Antropología (INAH) como una de las edificaciones religiosas que se deben de proteger en la entidad poblana.

Los predios contiguos estaban en conflicto cuando uno de los vecinos quiso construir una casa que ocultaba una de las entradas de las capillas, además de que rompía con el trazo de la Avenida 2 Oriente.

En el libro La ciudad como paisaje de Rosalva Loreto López se relata cómo el jardín arbolado de Santa Bárbara representaba un problema, porque invadía parte de la vía pública.

De acuerdo con el documento, cerca había un molino y un batán de nombre Santa Bárbara, lo que dio origen a la capilla, a la calle llena de árboles, cuya sombra ataja durante los días más calurosos y donde la lluvia deja su rastro en charcos que se vuelven espejos.

 

 

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