*La gran pirámide de Cholula -dedicada a Tláloc- tiene una parte cubierta por el “cerro hecho a mano” Tlachihualtepec, en cuyas entrañas hay túneles y los rastros de una civilización
Guadalupe Juárez
Cholula, Pue.- Cae el sol como plomo, la piel quema y una ráfaga de viento alivia al cuerpo, mientras roza el rostro y alborota el cabello, y frente a los ojos están los vestigios de una ciudad milenaria, custodiada por el volcán Popocatépetl y el Iztatzihual: la zona arqueológica de Cholula.
A la zona se le conoce como “lugar de huida” por el vocablo náhuatl Cholollan o también como “agua que cae en el lugar de la huida”, uno de los asentamientos mesoamericanos más antiguos de Mesoamérica.
Ahora divididos en dos municipios, San Pedro Cholula y San Andrés Cholula, las huellas de una cultura prehispánica son uno solo.
La gran pirámide de Cholula -dedicada a Tláloc- tiene una parte cubierta por el “cerro hecho a mano” Tlachihualtepec, en cuyas entrañas hay túneles y los rastros de una civilización; sobre ella se encuentra el Santuario de la Virgen de los Remedios, construida por los españoles –dicen- con piedras de monumentos ceremoniales de los cholultecas.
El santuario es considerado ahora un símbolo de identidad para barrios y pueblos de la región de Cholula, además de que es una combinación de dos culturas, la de la Colonia y la prehispánica.
Cholula era una ciudad importante debido a la red comercial de Teotihuacán al sureste, conformada primero por gente de suroeste de Puebla y noreste de Oaxaca, luego de personas del Golfo, Olmecas y Xicalancas o Mexicas.
A siete kilómetros de la ciudad de Puebla, se encuentra la Pirámide de Cholula, la cual -según el Instituto Nacional de antropología e Historia- es la mayor superficie en Mesoamérica (450 metros por lado). Es el sitio arqueológico más grande de una pirámide en el Nuevo Mundo y goza del prestigio de ser la pirámide más grande del Mundo.
La zona arqueológica se conforma por el patio de altares, a un costado de la gran pirámide de Cholula. Es una especie de patio en el que hay tres altares ubicados al norte, oriente y poniente.
Además tiene un altar ceremonial, donde se dice hacían los sacrificios de niños para que pudieran ir a pedir agua a Tláloc, ya que era un sitio de sequías, lo que impedía sus trabajos en el campo.
También existe el mural de los bebedores, hombres que bebían pulque y el cual es considerado una “obra extraordinaria” en gran formato.
A un costado se encuentra el Museo Regional de Cholula, albergado en el antiguo hospital siquiátrico de Nuestra Señora de Guadalupe, construido a principios del Siglo XX.
En la estructura es posible encontrar parte de la gran pirámide, por lo que sólo ha sido remodelado en las partes donde ya hay estructuras, sin poder ampliar o modificar la extensión.
Se trata de vestigios que recuerdan aquella matanza de casi seis mil cholultecas a manos de fuerzas militares del conquistador español Hernán Cortés, una herida que para muchos sigue abierta.
En los pabellones más antiguos del Museo Regional de Cholula se encuentran las galerías de exhibición arqueológica, artesanal y de elementos volcánicos de la región, así como un restaurante.
Al frente de la zona arqueológica hay otro museo, el de sitio a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), inaugurado en 1945.
En este sitio se exponen objetos arqueológicos, una maqueta de las diferentes etapas de construcción de la Gran Pirámide de Cholula y un perfil de cómo luciría sin la iglesia en su cúspide.