El Faro que ilumina a Puebla 

*En el interior de la cerería “El Faro” se da luz a las tradiciones mexicanas, la elaboración de velas que en estos tiempos son un arte

Guadalupe Bravo

Puebla, Pue.- Ingresar al local es regresar en el tiempo, se produce cierta tranquilidad y el olor a cera envuelve la atmosfera. Velas amarillas, con diseño, gordas, delgadas, pequeñas, alargadas, todas están ahí en filas y agradables al ojo humano.

Las más bellas tienen diseños únicos, elaborados de forma artesanal por tres trabajadoras. Los diseños son personalizados, al gusto del cliente.

En el interior de “El Faro”, en la calle 6 Poniente y 5 Norte, cuelgan reconocimientos de antiguos gobiernos, fotos de carretas y caballos paseando por esa misma calle en una Puebla de hace décadas.

La cerería ha aguantado como un roble el paso del tiempo, le da luz a las tradiciones mexicanas desde hace 120 años. Sorteó el cambio de clientela y algunas crisis económicas, pero sobre todo el uso que le han dado los poblanos a las velas.

Napoleón Gómez Chargoy aprendió el negocio de vender cera en Tianguistengo, Hidalgo. Las velas eran una herencia familiar y uno de sus tíos tenía una cerería en la Ciudad de México.

Entre la cera y los recuerdos decidió dedicarse por completo a la tienda de velas, por lo que es único detrás del mostrador de madera. Abre casi todos los días por la tarde desde que el Mercado de la Victoria cambió de rubro.

Con una sonrisa en el rostro, ha recibido a los padres de cualquier iglesia, desde la Parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, que se encuentra en lo más alto del Cerro de La Paz,  hasta Parroquia de Santiago Apóstol y la Parroquia de San Judás Tadeo.

La cerería tiene una enorme reja verde que resguarda la historia, pero no es la única, también está “Borbón”, un perro rottweiler negro que con sus cinco años es el guardián de “El Faro” .

Gracias a que Puebla tiene muchas iglesias su negocio prosperó, sin embargo, debido a los enroques de los padres ahora son los feligreses quienes asisten a “El Faro” a comprar los cirios que llevarán a los templos. Los donan como una muestra de su devoción católica.

Elaborar velas es un arte y solo hay dos formas de hacerlo con artefactos especiales: uno circular que hace las velas largas a base de baños de cera, aproximadamente 600 cucharadas y de dos a tres días de ocho horas para la creación de una vela y otra con un molde cuadrado que hace las velas pequeñas y medianas, las que se usan cuando no hay luz eléctrica, “las de batalla” como él les llama.

Esas se hacen en serie, pues cumplen un solo objetivo: alumbrar para llevar a cabo las labores y llevan un color distintivo en el borde, que corresponde a cada cerería. Tener una vela encendida tiene tres procesos: la fabricación, la decoración y la venta. Pero “El Faro” también realiza ceras personalizadas, a la medida del altar o al gusto del cliente.

Napoleón reconoce que la cerería ya no es un negocio del que podrá generar recursos para sucursales, autos o lujos, pero quiere preservar la tradición de prender una vela para orar y darle luz a un ser querido o  simplemente decorar un hogar.

Napoleón sólo tiene un deseo, preservar las tradiciones mexicanas a través de las velas, las cuales se han convertido en símbolo de paz, esperanza e historia en la capital poblana.

 

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