*La leyenda dice que Chino Popocátépetl avisará con tres días de anticipación el día que explotará
Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- Hace muchos años, aseguran, un habitante se encontró con un anciano que dijo llamarse Don Gregorio Chino Popocátépetl. Y cada que aparecía -decían- les advertía de una posible erupción o fumarola.
Por eso, cada año niños, adultos y un tiempero, caminan más de cuatro horas entre pinos y senderos para llegar al ombligo del volcán. La fiesta fue el 12 de marzo, el cumpleaños de Don Goyo.
Los pobladores de Santiago Xalitzintla de San Nicolás de los Ranchos, la comunidad más cercana al volcán Popocatépetl, siempre le rinde tributo. El tiempero es aquel hombre que suele hablar con el volcán, a quien le advierte si despertará.
Habían pasado más de setenta años sin que Don Goyo mostrara su enojo como aquella madrugada del 21 de diciembre de 1994. Llovía arenilla sobre el valle de Puebla, pero no sobre Santiago Xalitzintla, para ellos, el malestar del volcán se había manifestado sólo por la época de la Revolución Mexicana.
Por eso, ese miércoles, los habitantes de las comunidades cercanas continuaron sus actividades, las señoras echaban las tortillas en sus comales, los hombres seguían pastoreando a sus animales, los niños jugaban, las personas seguían, aunque el estruendo del Popocátepetl era mayor.
Fue hasta la noche cuando militares llegaron con altavoces a advertir del peligro a los habitantes de Santiago Xalitzintla y de las comunidades cercanas, “va a explotar el volcán”, consignó la prensa de la época, que documentaba que la gente no quería salir de sus casas.
El tiempero y gente mayor insistía en quedarse, porque aseguraban que el volcán les había dicho que no pasaría nada. La leyenda dice que él les avisará con tres días de anticipación el día que explotará, por eso preferían quedarse aunque pasaran sobre sus cabezas el humo y la ceniza que seguía lloviendo en la capital del estado y las Cholulas.
Hoy hubo una fiesta atípica. Hay una pandemia, hay un virus que amenaza, y a pesar de eso, hombres, niños, niñas y mujeres van rumbo al volcán junto al tiempero Antonio Analco, hijo y nieto de tiemperos.
Claveles color rojo para que haya una buena cosecha y lluvia, le colocan una cazuela de mole, tamales, piñas enteras y hasta sandías, tequila, pulque, flores, agua y más flores.
Ya que le han colocado alimentos, bailan aquellos que hayan subido por primera ocasión tomados con listones de colores y llenan de incienso el lugar.
El tiempero bendijo los alimentos que ofrecieron en la ofrenda, vistieron una cruz con un pantalón, sombrero y camisa de manta y rezaron.