*En el Acuario Michin pueden disfrutarse reptiles, anfibios, aves y mamíferos
Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- Alimentar tiburones, acariciar a las rayas, nadar con ellas, ver cómo los cocodrilos toman el sol y a los peces payaso nadando sólo es posible en el Acuario Michin.
Animales que deambulan por las selvas, bosques y arrecifes, forman parte de las coloridas exhibiciones en las afueras de la ciudad de Puebla. Adentrarse a los manglares es toarse con insectos y antrópedos.
Y en la zona de mar abierto -con la pecera más grande de todo el acuario- poderosos tiburones con sus miles de filosos dientes.
Para sumergirse a la vida marina y las experiencias que ofrece un recorrido mínimo de dos horas y que puede extenderse por más tiempo, es necesario llegar a Parque Puebla, un centro comercial ubicado al norte de la capital del estado.
El Acuario Michin está conformado por siete pabellones, seis ecosistemas y un laboratorio, en el que especialistas se encargan de mantener condiciones óptimas para la estancia de reptiles, anfibios, aves y mamíferos.
En el pabellón de la selva, se podrá dar de comer a las pirañas de agua dulce; en el bosque interactuar con tarántulas y ofrecer alimento a los tiburones.
Una nueva actividad será la de alimentar a los cocodrilos, que se suma a otras como nadar con las rayas, alimentarlas, subir al tanque principal y darles de comer a los tiburones en compañía de un especialista.
Los visitantes también pueden usar los juegos y atracciones del lugar como muros de escalar, puentes colgantes que atraviesan el acuario y pistas de patinaje al aire libre.
El director del Acuario Michin, Ricardo Aguilar Durán, explicó que ofrecen un paquete para un recorrido personalizado, en el cual las familias tienen acceso a todas las actividades, como alimentar a los animales en la granja, el aviario y los estanques, sin ningún pago adicional.
“Con las experiencias únicas Michin, las personas pueden comprar un recorrido personalizado y en cada uno de los pabellones habrá un especialista”.
Otra particularidad, es el laboratorio Michín, el área que en otros espacios permanece oculta, pero que aquí está a la vista de todos, donde los especialistas cuidan detalles como la temperatura del agua, las especies en cuarentena que van a ingresar a los estanques, como los ajolotes.
Talleres de macetas o conejitos de pascua en la granja donde pueden darle de comer, cierra el fascinante circulo.