El Dios Axolot

*La familia Carbajal, de Chignahuapan, se ha dedicado desde hace varios años a su cuidado mediante una Unidad para la Conservación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable de la Vida Silvestre

Carolina Miranda

Puebla, Pue.- Cuando Daniel Durán tenía 8 años el asma no lo dejaba dormir por las noches, los ataques de tos y la falta de aire lo despertaban del sueño más profundo. Su abuela materna le recomendó a su madre darle de comer caldo de ajolote. Lo encontró en el mercado 5 de Mayo en el Centro Histórico de Puebla.

En la banqueta de la calle 16 poniente entre puestos de memelas, cemitas y tacos y debajo de las escaleras de metal oxidado que llevan al segundo piso del inmueble, estaban las cubetas y tinas azules que apenas tenían la mitad de agua en su interior, albergaban a los ajolotes negros, verdes y pardos.

Recuerda que su madre lo llevó en tres ocasiones, señores mayores de edad ya se encontraban sentados en sillas desechables del “restaurante” improvisado. El platillo ya les había sido servido en platos de peltre de diferentes vajillas y no olvida cómo se chupaban los dedos ante el manjar que las culturas prehispánicas de México dejaron como huella de su existencia.

Él se comía todo lo que le decían que curaba el asma, pasó desde inyecciones, emulsión de Scott, hasta jarabe de zorrillo, té de gordolobo y finalmente caldo de ajolote. Viene a su memoria la presentación de la especie endémica que según las culturas mesoamericanas se creía que era el Dios Axolot, gemelo de Quetzalcóatl y el guía de las ánimas al Mictlán.

El pequeño ajolote, no mayor a 12 centímetros le era servido, su cuerpo estaba cortado a la mitad y su apariencia era como la carne cocida del pescado, blanca y gomosa, recuerda que le sabía a pollo.

Se dice que el ajolote es el paso de la vida acuática a la vida terrestre y que prefirió quedarse a vivir dentro del agua, pero tiene la capacidad de sobrevivir fuera de ella. Nace con branquias que conserva a lo largo de su vida, pero durante la “infancia” desarrolla pulmones, lo que le permite salir a la superficie a respirar.

Además, puede regenerar partes de su cuerpo, más rápido que cualquier otro ser vivo, hasta sustituir un órgano o miembro.

De hecho, estas características son las que maravillaron al cineasta mexicano Guillermo del Toro que se inspiró en el ajolote para crear a su monstruo en la película “La forma del agua”.

Era la primera vez que Daniel, tenía un encuentro con un ajolote, pero en México hay alrededor de 19 especies que se encargan de la salud del ecosistema, debido a que es un animal carnívoro y devora peces, insectos acuáticos, larvas de insectos, crustáceos y hasta otros anfibios que se adecuen al tamaño de su boca para equilibrar el medio ambiente en el que se encuentra.

Recuerda que aquel puesto, que era atendido por una señora, era la mejor opción, en ese momento su madre pagaba 30 pesos por platillo, pero había dos lugares más que eran atendidos por un señor y un joven que lo ofrecían como si de fruta se tratara.

Fotos: Especial

Una creencia arraigada y conocida en Xochimilco, donde son la especie más famosa, pues fueron los primeros habitantes del hogar de las trajineras, por lo que las personas originarias se consideran ajolotes. Tanta es su devoción que creen que les han salvado la vida y algunos aún lo consumen como caldo o jarabe.

Pero no son los únicos que le hacen honor a ese sobrenombre, pues la gente de Chignahuapan también se considera así, por lo que se han propuesto como meta proteger de la extinción al anfibio, aunque algunos pobladores aún conservan estanques donde los reproducen para consumo personal.

Según los pobladores durante un evento de pesca se introdujeron truchas a la laguna donde se albergaban los ajolotes y acabaron con toda la población endémica, por lo que ahora su misión es preservar la especie.

Por ello, la familia Carbajal se ha dedicado desde hace varios años a su cuidado mediante una Unidad para la Conservación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable de la Vida Silvestre (UMA), un permiso que otorga la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para poseerlos, preservarlos, reproducirlos y reintegrarlos al ecosistema.

Actualmente se ha vuelto tan popular que hasta es enviado al extranjero para vivir dentro de peceras. Sin embargo, esta especie está protegida por la NOM-059-SEMARNAT-2010 y solo si se garantiza su cuidado y preservación, es posible tenerlo.

Daniel ahora tiene 31 años, se curó del asma, aunque desconoce si fue por el caldo de ajolote o por todos los remedios y medicinas que consumió. Ahora ve diferente a esta especie, le agradece y la admira.

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