La música y el cine entre hilos e historia  

*El Variedades se fundó en 1908 y el Coliseo en 1939, ambos posicionaron a ese cuadrante del centro como el epicentro del cine y la música

Jaime Carrera

Puebla, Pue.- Los edificios de imponente arquitectura que se mantienen de pie sobre la 2 poniente entre la 3 y 5 norte en el Centro Histórico de Puebla, no lucen siquiera a la mitad de como lo hicieron hace más de ocho décadas. Hoy en sus llamativas estructuras revuelan palomas y en su interior, la gente camina entre laberintos de telas de todos los colores y texturas.

En la intersección de esas calles, los poblanos fueron testigos de una ciudad esplendorosa, llena de glamour y arte con todo tipo de actos del espectáculo nacional: por supuesto, obras cinematográficas, pero también el histrionismo de divas del teatro mexicano y la voz y sentimiento de cantantes que se volvieron iconos musicales en este país vasto de talento.

Caminar hoy entre algodón, lino, crepé y poliéster, entre cierres y listones, es hacerlo entre los recuerdos de lo que representaron y fueron los majestuosos Teatro Variedades y Cine Coliseo, por donde desfilaron personajes como Agustín Lara, Jorge Negrete, Virginia Fábregas, Plácido Domingo, Lupe Rivas Cacho y Juan Arvizu “El tenor de la Voz de Seda”.

Las historias del paso de decenas de artistas en esos recintos han sido contadas de generación en generación, algunas abuelas, incluso, bisabuelas, aún recuerdan esos tiempos y platican a los más pequeños de los hogares las anécdotas que acumularon cuando asistieron a esos imponentes edificios, los de la 2 poniente, los sublimes recintos culturales, los olvidados.

Las marquesinas que utiliza una empresa para presumir que en Puebla se encuentra la tienda de telas más grande del país, anteriormente, ubicaban a la ciudad como un punto de referencia del mundo del espectáculo que traía a los mejores de la época a esos espacios que llegaron a conglomerar a más miles de personas en el mismo lugar hasta su cierre en 1988.

El Variedades se fundó en 1908 y el Coliseo en 1939, ambos posicionaron a ese cuadrante del centro como el epicentro del cine y la música: en el primero se proyectó una de las primeras películas sonoras lanzada 22 años después de su inauguración, y el segundo tuvo una de las pantallas más grandes del país y modernos equipos de proyección importados del extranjero.

Los dos fueron los más famosos y, en su momento, los más concurridos de Puebla y asiduamente octogenarios narran lo que a ellos les fue contado: las historias de los días de gala, cuando los poblanos vestían sus mejores y más llamativos atuendos para una noche acompañada de orquesta: las citas de los enamorados y los besos inesperados.

El tiempo pasó y la oferta superó a la demanda, según narran historiadores ya para la década de los noventas en Puebla había más de una veintena de salas de cine, y el Variedades y el Coliseo quedaron rezagados. En 1997 fueron rentaron a una empresa de telas y dejaron atrás su esplendor, ese que sigue ahí, oculto entre hilos y botones, ese que aún se percibe en sus imponentes estructuras.

 

 

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